Vivencias de un gay

sábado, 14 de enero de 2017

183. Al otro lado de la cama

Ahora le ha dado a todo el mundo por celebrar sus cumpleaños y Paquito no podía ser menos. El sábado estábamos citados en su casa tanto Ángel como yo, pero al final el niño tuvo un compromiso familiar y me presenté solo en la vivienda de Paquito.
Para cuando acudí ya estaban unos seis amigos del anfitrión de los cuales conocía a cinco. El desconocido era un vecino de Paquito que apenas llevaba tres meses en la finca y al encontrarse ambos en una ocasión por Chueca y reconocerse de la escalera, se hicieron amigos. Se llama Simón y pronto me di cuenta que su conversación tenía cierto interés por encima del resto de asistentes todos muy afines a Paquito y con el cotilleo como principal argumento en sus apasionadas tertulias.
Poco antes de las diez de la noche llegó a la casa el catering encargado por el cumpleañero. En mi opinión un poco tarde pues para entonces  ya los combinados  habían terminado con algunas botellas de ginebra y ron. 
A pesar de que la comida era variada y con un aspecto apetitoso, los asistentes bebíamos más que comíamos, quizás la alta calefacción de la vivienda tuviera algo que ver en nuestra actitud.
Simón también estaba por encima del resto en lo referente a su aspecto físico. Confesó 44  años,  sumándole los tres o cuatro que todos nos quitamos como norma aceptada en el ambiente, su cuerpo mantenía un equilibrio que denotaba alguna actividad física con cierta regularidad, aunque sin exageraciones. Los cotillas amigos de Paquito le habían echado el ojo y no parecían muy contentos conmigo por acapararlo aunque respetaban la distancia. 
Este chico me contó algunas cosas de su vida tal como ocurre cuando alguien se conoce, me habló de sus sucesivas parejas, sus temporadas buenas , sus rupturas y en la actualidad mantenía el status de emparejado pero a distancia. Por cuestiones de trabajo tuvo que abandonar Valencia y trasladarse a la capital, allí quedó su actual pareja y aunque el compromiso sigue en pie, ambos omiten hablar de fidelidad, actitud que, según me contó con un cierto matiz amargo, ya había quedado malparada incluso cuando vivían juntos, algo por otra parte, tan usual en este mundo gay. 
Poco a poco la conversación se fue ralentizando, sobre todo por los efectos del alcohol que ya habíamos ingerido. Cuando la reunión tocaba a su fin, le comenté a Simón:
Qué suerte tienes que con tan solo bajar dos pisos ya estarás en tu casa, me da mucha pereza tener que salir a buscar el búho y esperar hasta Dios sabe cuando para que llegue, más que nada, porque ya voy bastante cargadito.
No tienes porque hacerlo – me respondió inmediatamente – puedes quedarte a dormir en mi casa y mañana, después de desayunar, te vas.
No  me tientes porque la idea me atrae y puedo aceptar tu invitación.
Pues no se hable más, te bajas conmigo – nos levantamos, nos despedimos de Paquito y los tres amigos que se quedaban con él y bajamos al piso de Simón.
Apenas cerramos la puerta de entrada, Simón se volviócon un fingido gesto compungido diciéndome:
Solo hay un problema, tengo una única cama que deberemos compartir, aunque es bastante grande y cómoda.
Con paso inseguro y entre brumas por la cantidad de bebida que ya se manifestaba de forma muy evidente, llegamos al dormitorio.
Por cierto,- acerté a balbucear – no tengo pijama.
Aquí no se usa eso.
En ese momento se paró frente a  y buscando torpemente mi boca nos besamos mientras íbamos despojándonos de la ropa.  Cuando nos tumbamos en la cama ya estábamos desnudos. 
Recuerdo que busque su flácido miembro, lo introduje en mi boca con la intención de excitarlo. También recuerdo entre visiones borrosas que peleé con ahínco para lograr mi propósito con escaso éxito.  
A partir de ese momento ya no soy capaz de recordar nada más, hasta el momento en que ,un fuerte rayo de sol en los ojos que se colaba por la ventana del dormitorio, me rescató del mundo de los sueños. Cuando la pesadez de mi cerebro me permitió ser consciente de donde estaba, encontré al otro lado de la cama a un semidormido Simón.
Me levante con sigilo, me vestí y cuando abrí la puerta para marcharme, escuche la ronca voz del dueño del piso:
Te pido disculpas Rafael por haberme quedado dormido apenas caí en la cama, bebí demasiado y apenas recuerdo que nos tumbamos en la cama, supongo que te decepcioné, lo siento.
No te preocupes Simón, otra vez será.

10 comentarios:

  1. NO COMPRENDO COMO LOS HOMBRES EN MADRID SE VAN A LA CAMA EN UN RATO DE CONOCERSE.NO GUSTAME NADA NADA ESA FORMA DE SER. PIENSO A VECES QUE SER GAY ES MALA SUERTE. SIENTO LO MUCHO MAIS ESTA HISTORIA PARECEME FEA.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Chaval si quieres romanticismo mejor te quedas en tu pueblo. Aquí en Madrid solo hay sexo puro y duro en todos los lados en Internet, en el botellón, en todas las discotecas tanto de viejos como de bebés, si quieres amor tienes que comprarlo de una manera u otra. O pagas a los chaperos o pagas a los chicos jóvenes que se supone solo son para ti y estos si son caros de cojones.
      Pero bueno mientras no caigas por Madrid o Barcelona y puedas seguir ilusionado, pues lo disfrutas y punto soñar es gratis.

      Eliminar
  2. Ja ja cuando estás pedo no se te sube ni a palos. Yo antes para entrar a un tío cojia animo a base de cubatas y si alguna vez lo ligaba luego no podía hacer nada porque no se me subía la polla así fuera el tío más cojonudo.
    Ahora con los canales de ligue ya no hay que hablar, quedo con los chavales y casi todos vienen a follar después aunque sea para no perder la tarde. Y ya no necesito beber y si no se me sube es porque el chaval no me va porque tú eliges por el móvil pero luego lo q llega se puede parecer o no.

    ResponderEliminar
  3. Me gustó un montón el relato del metro. Ahora cada vez que voy en metro me acuerdo aunque ya se que a mi nunca me va a pasar nada. Soy más bien feo y eso no sé perdona entre Gaia.
    Y lo de quedarse dormido yo se que nunca me ocurriría porque sí yo pillo un tío no lo desperdiciaría por mucho que beba. Enhorabuena por el blog

    ResponderEliminar
  4. Aunque a mí jamás me ha pasado, he oído que borrachos hasta los heterosexuales más machos caen en nuestros brazos y se dejan dar por atrás sin problemas. Cuando se les pasa la borrachera con decir que no se acuerdan de nada lo justifican.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tú lo has dicho, los heterosexuales borrachos se dejan dar por culo, pero a mi lo que me gustaría es que me la metan ellos, estoy harto de que todos TODOS me ofrezcan el culo. Y borrachos no me sirven porque de verdad que no se le levantan

      Eliminar
  5. Ahora ya sabéis porque no hay alcohólicos gays. Los heteros que son mucho menos activos sexualmente acaban refugiados en la bebida porque en realidad si no pueden follar, tampoco les importa demasiado ya que normalmente las mujeres no les dejan pero los que si que perdemos muchas oportunidades somos los gays si nos emborrachamos así es que esa es la explicación de porque alcohólicos prácticamente solo hay heterosexuales

    ResponderEliminar
  6. Yo vi la película de este título y no tiene nada que ver con esto. Pero como soy gay prefiero este blog a la peli que no era para tanto

    ResponderEliminar
  7. Este es un mensaje para Nico:
    Supongo que seguirás leyendo este blog como lo hacíamos los dos cuando estábamos juntos.
    No entiendo porque no me cojes el teléfono.Lo que dije fue sin pensármelo, aunque reconozco que me sentí muy mal cuando me dijeron lo de tu beso con J.L.
    Que sepas que te sigo queriendo, si lees esto llámame, todo queda perdonado olvida mis palabras y también olvídate de J. L.
    Te quiero y te espero, porfa no me hagas sufrir más
    Besos
    Tú Koldo

    ResponderEliminar
  8. Mi gusta espana sus hombres son calientes y sucios que me gustan. Fiestas como del escrito quiero ir pero solo conozco saunas de gais demasiado ancianos de cuerpos derruidos. Gusta mucho este canal

    ResponderEliminar