Vivencias de un gay

miércoles, 31 de diciembre de 2014

74. Amigos con derecho a roce

El viernes tomamos un café que se prolongó más de lo planeado gracias a la conversación fluida e interesante que tuvimos. Le conté lo que me ocurrió en el bus de Guadalajara, ese toqueteo tan imprevisto como caliente con el pasajero del asiento de al lado, algo que ya os conté en el capítulo Morbosa situación allá por el mes de julio. ¿Y cúal fue su reacción? Me soltó:

―¡Joder, qué suerte tienes! A mí nunca me ha ocurrido nada así. Eso me pasa por ir siempre en coche. Una cosa de esas tiene que ser muy emocionante, con el morbo que tiene que dar el que te puedan ver los de al lado, ¡qué guay! ―lo que da una idea de su espontaneidad―.

sábado, 27 de diciembre de 2014

73. ¿Todos los gais somos ricos?

Este periodo de vacaciones navideñas me ha venido muy bien para largarme de Madrid, tratar de poner distancia, incluso física, con todo lo acontecido últimamente y quitar de mi mente, dentro de lo posible, el nombre de Ángel. Cierto que estos días de Navidad no son como para enmarcarlos. Los he pasado íntegros con mi hermano y su familia en Almería, aprovechando también para llevarle mi viejo coche. Me convenció con chantajes fraternales para entregarlo a cuenta del que quiere comprarse. Eso es lo que yo había pensado hacer algún día en que me decidiera a cambiar de coche. Ahora ya me quedo sin coche y sin nada para cambiar. Seguramente esta primavera me decida y me compre un cochecito pequeño no muy caro, pero sin prisa, porque en realidad no lo necesito.

lunes, 22 de diciembre de 2014

72. Condena por un error

Tengo la cabeza que me va a estallar de las vueltas que vengo dándole a la putada que me ha hecho el niño con el hijo de puta de su profesor. Por una parte trato de justificarlo, de entender las circunstancias especiales que se crean entre un alumno y su profesor; es de sobra conocido que este tipo de abusos se dan muy frecuentemente y todos conocemos casos de niños violados por quienes los deberían educar. Al fin y al cabo no se marchó con ningún desconocido, algún vínculo les unía a ambos, puede que Ángel hasta admirase a ese señor como una reacción normal que a todos nos ocurre. ¿Quién no ha tenido un maestro que nos provoque fantasías de todo tipo en nuestra vida escolar? ¿A saber qué pasaría por su cabeza cuando el tipo le propuso ir al hotel?

miércoles, 17 de diciembre de 2014

71. ¿Víctima o verdugo?


¿Cuánto aguantaré en esta situación? No sé. Saber que el chico que debería estar junto a ti está en la cama con una tía no me parece que sea muy normal tenerlo que aceptar y si eso me produce una paranoia, creo que es lo menos grave que me puede pasar.

Anoche regresó de Sevilla; me contaba Ángel que todo había sido un coñazo y lo puso como un deber penoso que cumplir, pero yo no pude aguantarme y le pregunté:
―¿Ha estado también Isa?
―Sí, a ella también la he tenido que aguantar. Cada día está más insoportable, no sé hasta cuándo podremos mantener esta situación.
―Y... ¿te has acostado con ella?
―¡Claro que no, tonto! ¡Por eso está tan inaguantable! Ja, ja, ja...

viernes, 12 de diciembre de 2014

70. Un gay adolescente

En contra de lo que planee por mi sensación de frustración, ni vi a Tino, ni estuve en ningún local de ambiente, ni ―y eso es lo que más me jode― estuve con Ángel. He pasado un fin de semana de lo más aséptico y lo curioso es que no he tenido la más mínima tentación en ningún momento; es como si el sexo hubiera desaparecido de mi cabeza. Cabeza que he tenido constantemente ocupada por tratar de adivinar qué estaría haciendo el niño en su estancia sevillana, ciudad a la que estoy cogiendo manía.

Las únicas actividades sociales que hice este fin de semana fue verme el viernes con Paquito y cenar el sábado con dos matrimonios heteros cuyos maridos han sido compañeros de Física y con los que tenía esta cena apalabrada desde hace la tira de tiempo.

domingo, 7 de diciembre de 2014

69. Retorno al consolador

Anoche estaba muy jodido, luego hablé con Ángel y me tranquilicé, pero apenas he dormido ni una hora y al llegar la mañana vuelvo a sentirme mal. Cuando hablo con él parece que no pasa nada, le recuerdo lo de la sauna y se ríe y me pregunta: «¿Adónde me vas a llevar el sábado?». Él se lo pasa siempre bien, estoy seguro de que me quiere, pero de otra forma a como yo lo siento.

¡Ah!, y el jueves por la tarde estuvo con la zorra, me lo ha dicho como de pasada sin entrar en detalles, pero es fácil suponer lo que hicieron. Me revienta pensar que cuando penetra a esa puta seguro que no se le baja la erección como cuando lo hace conmigo.