Vivencias de un gay

sábado, 30 de agosto de 2014

47. Curiosidad (in)satisfecha

Ya sabía que este fin de semana no me iba a ver con Ángel porque tiene carreras. Pero como yo no tenía nada que hacer se me ocurrió ir al hipódromo sin decirle nada solo por pasar la tarde. Como no pude entrar al paddock, desde las tribunas no pude ver ni a su padre (que también me hacía ilusión) ni al niño. Me gasté una pasta en las apuestas sin sacar ni un duro y al final la verdad es que estaba muy desilusionado por todo, por no ver a nadie, y por no ganar ni un euro.

miércoles, 27 de agosto de 2014

46. Sin etiquetas

En otra conversación le pregunté que si le gusta más tener pareja o dada su corta edad prefería ir como las mariposas de flor en flor, y tras un momento de indecisión me explicó que prefería tener pareja, pero que tenía que ser una pareja relajada, es decir, no vivir juntos todo el día, compartir casi todas las cosas pero viviendo cada uno en su casa, verse casi todos los días pero no necesariamente todos, y que cada uno tenga su propio mundo pero sin secretos. En una cosa sí me dijo que era tajante: debía ser una pareja totalmente fiel, pero con una fidelidad sustentada en la mutua confianza de manera que, llegado el caso, cada uno pudiera irse de juerga sana sin que hubiera celos de por medio.

sábado, 23 de agosto de 2014

45. El exhibicionista y el infiel del porno

Cuando ayer regresé de la Fábrica, pasé por la puerta de los servicios del intercambiador como cada día. Antes de estar metido en mi actual dilema con el niño, tenía la costumbre de echar una miradita a ver si había algún tipo interesante. No todos los días lo hacia porque casi nunca hay nada que valga la pena; siempre están los mismos viejos o los mismos inmigrantes sin dinero que no tienen otra opción que pescar en esos servicios cualquier cosa que les aplaque su calentura, porque ya sabemos que los deseos sexuales no entienden de grupos sociales ni de ricos o pobres. Justo al pasar vi a un tipo que ya conocí hace unos meses, un día que recuerdo con toda precisión y que os quiero contar.

Cuando entraba aquel día en los servicios coincidió conmigo en la puerta un tipo con algo de interés que iba saliendo. Cruzamos las miradas como para certificar nuestras identidades de maricones que estábamos allí para lo que sabíamos. El tipo era grande, rapado, de unos 45 años, casi grueso, vestido sin ningún gusto, un tipo que en un bar de osos pasaría desapercibido. Yo seguí hasta los urinarios con la esperanza de que el tipo se volviera y entrara tras de mí porque salir sin hacer el disimulo de orinar daba demasiado el cante. Esperé, pero no entraba y, perdida la esperanza, presté atención a lo que en ese momento los servicios tenían en oferta. A simple vista, nada fuera de la cutrería habitual, pero me llamó la atención la actitud de uno de los viejitos que parecía querer masturbarse con la vista fija en un punto; miré hacía el lugar que tanto interesaba a ese viejito y descubrí el motivo: en una de las cabinas, un chaval con pinta de golfillo estaba con los pantalones y slip bajado y con la puerta casi abierta estaba haciéndose una paja de cara a la gente para que lo vieran todos los que por allí pasaran. El chaval estaba encantado con su labor y solamente una mano sujetando la puerta como para cerrarla si era necesario, era la única precaución que parecía tener aunque mantenía los ojos casi cerrados de placer. El chaval de unos 24 años tenía una polla muy bonita, tiesa como se pone cuando está cerca de la corrida, de esas con un capullo grande y de una largura envidiable. Me esperé un poco para ver la salida de la leche pero en ese momento apareció un señor de los que están allí todos los días, se metió en la cabina con el chaval y cerró la puerta, dejándonos a los espectadores con las ganas de ver el final de tan gloriosa paja.

Me di por satisfecho con lo visto porque era mucho más de lo que normalmente podía sacar de estas visitas y salí de los servicios rumbo al metro. Entonces lo vi, sentado en un banco vigilando la salida, allí estaba el oso con el que me crucé al entrar. De nuevo miradas, luego una sonrisa tenue y no muy evidente que logró levantar al señor y seguir mis pasos. En un rincón discreto me paré para que me alcanzara. “Hola, ¿qué tal? ¿Tienes algo que hacer ahora? ¿Dispones de sitio? ¿Te apetece que estemos un rato?”. Bueno, las preguntas habituales y las respuestas de siempre. A los pocos minutos estábamos en un taxi rumbo a su apartamento, sabiendo apenas el nombre de cada uno y con la emoción de lo desconocido flotando en el estómago. El es de los que no ofrecen dudas sobre quién va a ser el activo y el pasivo, con solo verle las grandes manos con los bordes de las uñas un poco ennegrecidas propias de los que trabajan con grasa mecánica y con algunos cortes en los dedos por no utilizar los guantes, ya me imaginaba el tamaño de su polla relamiéndome de lo que me esperaba.

Pronto me vi en un piso pequeño pero nuevo con un dormitorio de cama grande y una televisión a los pies del catre. Me mandó desnudarme y me preguntó si quería que se duchase antes porque venía de trabajar. Me di cuenta que no le apetecía para nada ducharse en ese momento y a mí no me parecía bien quedarme en el dormitorio solo esperando como una puta. Le dije que me daba lo mismo y en un segundo estaba completamente desnudo frente a mí que aún mantenía el slip puesto. Sin mediar palabra sacó de un armario un CD y lo metió en un DVD que formaba parte del aparato de TV. En cuanto la película se puso en marcha el tipo se subió a la cama, se puso de cara a la pantalla, me agarró la cabeza dirigiéndola a su polla aún flácida y me la metió en la boca dejando muy claro que era lo que esperaba de mí. Debía de ser una película porno gay porque solo escuchaba voces de hombres en inglés ya que no podía verla desde mi posición de chupador. Cuando ya se la puse erecta me separé para quitarme yo el slip pero inmediatamente me agarró con fuerza la cabeza diciéndome: “sigue sigue no te pares”. Cuando ya empezaban a dolerme las mandíbulas el tipo la sacó de mi boca y entre alaridos se corrió. Apagó la TV cuando se tranquilizó y como si me viera por primera vez me pregunta: “¿tú quieres correrte?, ¿te dejo la película para que te masturbes?". A esas alturas mi erección inicial había desaparecido hacía ya mucho rato, además, su sudor había incrementado el olor corporal bastante desagradable que en un principio no le di importancia, su polla era bastante más pequeña que lo que debía corresponderle por su tamaño, nada que ver con la grandeza de sus gruesos dedos y además el tipo estaba esperando a encender el televisor si yo se lo pedía para mi paja y marcharse, probablemente, al baño a ducharse. En estas circunstancias le dije que no quería correrme y que me tenía que marchar ya mismo. Cuando ya estaba vestido y, más por cortesía que por intención de llamarle, le pedí el teléfono. Y fijaos lo que me contestó: que no me lo podía dar porque él tenía pareja desde hacía siete años y no quería que se enterase para nada de estas aventuras que de vez en cuando le gustaba tener. Y como para justificarse me dijo que a su pareja no le gustaban las películas porno que a él le encantaban y que nunca se la chupaba porque como su pareja era activa, siempre se limitaba a penetrarle y punto. Le dije que lo comprendía, pero que su relación de pareja me parecía demasiado falsa y le di el consejo de que hablaran mucho más para que supieran lo que realmente le gusta a cada uno, probablemente a su pareja por muy activo que fuese también le gustaría chuparla si le diera la oportunidad.

No fue el polvo de mi vida pero al menos tuve la posibilidad de tener una polla en mi boca que es mucho más de lo que se saca normalmente de los servicios públicos.

Ahora con la presencia de Ángel en mi vida tampoco es que tenga mucho sexo, pero no echo para nada en falta aquellas incursiones.

martes, 19 de agosto de 2014

44. Mucho por descubrir

No se me había ocurrido reflexionar en si el niño es activo o pasivo; en realidad, como nunca he pensado tener sexo con él, es algo que no me lo planteé hasta ahora. Por una parte, me parece que por su físico puede ser tan pasivo como yo, pero el hecho de que antes tuviera novia y se la follara en la casita de Ávila me abre la esperanza de que sea activo y si su polla guarda relación con la largura de sus dedos, seguro que la tiene muy larga, aunque creo que no muy gruesa, tal como se adivinaba a través del pantalón la noche en la sierra. ¿Sabéis?, no me importaría vérsela para poder imaginar cómo será la de su papá, porque esas cosas se deben heredar. La pena es que yo sigo hablando con su hijo en vez de lo que a mí me pondría a cien por hora, un ligero interés de su padre por mí. Pura fantasía.

Pero no quiero ser injusto con Ángel porque se preocupe de mí. Lo justo sería decir que es una suerte ya que el chaval de verdad que es un encanto. Hablamos todos los días y anoche me dijo una cosa con doble sentido que yo hice como si no lo hubiera oído: eran las doce de la noche y me decía que estaba ya acostado en su cama, que estaba cansado todo el cuerpo menos una parte que se rebelaba a descansar y que yo hubiera sido la persona ideal para que, de haber estado a su lado, poder tranquilizar esa parte indómita que probablemente no lo iba a dejar dormir. Ya supondréis de quién me estaba hablando, de la que yo creo que debe ser larga y flaca. Cambié de conversación haciéndome el tonto, pero extrañamente no se me olvidan esas palabras.

Confieso que en algún momento me pasa por la cabeza tener sexo con el niño. Creo que no sería una buena idea porque pueden ocurrir varias consecuencias y algunas de ellas malas. Supongamos que follamos y se decepciona con mi cuerpo o con mi polla o con mi actitud pasiva; eso acabaría con esta relación que es muy linda, pero únicamente desde la castidad. O podemos suponer que le gusta mi actuación en la cama y se enamora más completamente. Dado que yo veo difícil que formemos pareja, sería un palo para el niño; pudiera pensar que después de follado lo quiero perder de vista. Y yo quedaría de puta pena al ver que lo único que yo pretendía de él era tener sexo. Complicado el asunto, ¿verdad? A mí me parece que de momento las cosas deben seguir así y si hay alguna decepción, que sea de índole platónica que siempre duele menos.

Para este fin de semana vuelve a correr uno de los caballos de su padre y estará ocupado en el hipódromo. Ya le he dicho que yo no voy a ir (y lo siento por no poder ver a su papá), sin embargo, me ha prometido que en breve nos iremos a algún lugar los dos solos.

viernes, 15 de agosto de 2014

43. Una tarde en las carreras

El viernes le quería proponer a Ángel irnos el fin de semana a algún lugar que le apeteciera pero en plan de hotel, con objetivos solamente turísticos y un poco por compensar el detalle tan bueno que tuvo llevándome a su casa de Ávila. Se lo comenté, pero todos mis planes se fueron a la mierda; resulta que él tenía un compromiso para el sábado y además tiene el trabajo para la facultad. Se dio cuenta de mi decepción y entonces me propuso algo que sin pensármelo mucho acepté. Y debería haberlo pensado más porque pasé un sábado complicado, con muchos momentos de tensión, pero al final la experiencia a toro pasado la califico de interesante.

Resulta que su padre es dueño de una cuadra de caballos entre los que tiene algunos dedicados a las carreras. El sábado en plena temporada de carreras en el hipódromo de La Zarzuela, dos de sus caballos corrían, siendo esto todo un acontecimiento en la vida de la familia de Ángel . Por tanto era impensable que no acudiese su hijo, pero este niño, que es un manipulador y le gusta enredar las cosas, me dijo que me esperaba en el hipódromo y así podernos ver entre carrera y carrera. Como nunca antes había estado en ese lugar me pareció buena idea y allí que me tienes con un día espléndido rodeado de gente pija y más perdido que un burro en Carrefour. Con la de gente que había pensé que no nos encontraríamos, pero olvidaba que el niño es un lince y se mueve en estos lugares con gran habilidad. Al momento me lo encontré junto a mí tirando de mi brazo hasta llevarme a una zona muy exclusiva (se llama paddock) donde solo están los propietarios de caballos y autoridades. Sin darme ni tiempo de protestar o al menos tratar de huir de ese lío, me encontré dándole la mano a un señor de esos que solo con verlos te sientes medio mareado de lo interesantes que son, un señor de unos 50 años, pero que estaba como un tren y que era, como ya habréis imaginado, el papá propietario. Me presentó como un compañero de facultad (cuando luego le reproché que me colocara como universitario con mi edad, me dijo que tenía muchos compañeros de mis años y algunos con bastante más) y a los pocos minutos me vi con un wiski en la mano y charlando con el papá de informática y de caballos. Como de ninguna de las dos cosas tengo ni idea lo pasé fatal. Afortunadamente, este guapísimo señor es un enamorado de la hípica y cuando le pedí que me enseñara cosas de caballos, el señor se convirtió en mi maestro particular. El problema es que como pijo y con dinero resulta un poco pedante, pero yo se lo perdono. Ya descubrí cúal es mi hombre ideal: uno que tenga el cuerpo del padre de Ángel y el carácter del propio Ángel. ¡Umm, como para soñar...!

Allí estaba dando saltos en la tribuna durante la carrera donde el caballo por el que aposté quedó en segundo lugar. En la otra apuesta que hice tuve peor suerte y quedó el último.

También me presentó a su mamá: una señora ridícula únicamente preocupada de que su sombrero estuviera bien colocado y de que su vaso estuviera siempre lleno. La hermana mayor de Ángel, sin embargo, es muy parecida al niño, simpática y muy llana; me invitó a que cualquier día fuera al picadero donde tienen sus caballos para enseñarme a montar. Le agradecí la invitación, pero es seguro de que nunca la aceptaré. Se ven demasiado altos los caballos vistos de cerca y seguro de que yo encima de uno de ellos no aguanto ni tres pasos que dé el pobre animal.

En general lo pasé bien, sobre todo después de pasar el sofocón de las presentaciones. Esos primeros momentos fueron durísimos. Al niño es al que menos vi en toda la tarde, siempre estaba de un lugar a otro, que si con el yoquey, que si apostando, que si saludaba a uno, que si corriendo a la cuadra a ver cómo había terminado el caballo. En realidad, a mi solo me prestó atención al principio y al final, entre medias, me tenía que conformar con un guiño de ojos cuando pasaba a mi lado o todo lo más con un apretón en el brazo mientras me preguntaba qué tal lo estaba pasando.

Al final me invitó a cenar a un restaurante con toda la familia para celebrar el segundo puesto de su caballo, pero yo me inventé una excusa para no ir. Eso hubiera sido demasiado y ya tenía bastante con toda la tarde en tensión y con la sensación de estar fuera de lugar.

El domingo me llamó por la tarde para decirme que después de cenar estuvieron en una discoteca hasta las cuatro de la madrugada y que se había levantado con una terrible jaqueca que seguro le fastidiaría a la hora de trabajar en su proyecto de la universidad.

Cuando llegué a mi casa el sábado me di cuenta de que estaba más caliente que un palomo cojo. Seguramente el papá de Ángel me había revolucionado la líbido y sin pensármelo mucho me metí en la Olimpo a ver qué pillaba. Y pillé la misma mierda de siempre, estaba abarrotada de gentuza, tan solo dos o tres tipos merecían la pena, pero claro lo de siempre: esos ni me miraban. En el vapor le metí mano a uno que parecía tener buen cuerpo y aceptó venir conmigo a la cabina, pero cuando me vio fuera a la luz no debí gustarle nada porque me dijo que le perdonara que se estaba haciendo tarde y que se marchaba ya a su casa. No me quedó otra opción que entrar al cuarto oscuro y descargar allí sin saber con quién. Cuando me estaba vistiendo para irme aún pude ver al tipo que tenía tanta prisa entrando de nuevo al vapor. Cada vez lo de las saunas me parece más inhumano y más asqueroso, pero al final es donde acudimos todos los que tenemos la necesidad de descargar y ya nos aburre nuestra mano, aunque el sábado al final también terminé con mi mano, con la diferencia de que en vez de estar en mi cama, estaba incómodamente en ese sucio cuarto oscuro y con la polla de un desconocido en la boca.

martes, 12 de agosto de 2014

42. Estrategias de Ángel

Estoy un poco perdido, lo reconozco. Por una parte ―como ando tan falto de cariño―, cuando aparece un niño que es todo amabilidad, tan correcto, tan condescendiente conmigo, que te hace sentir tan bien a su lado, la cosa se complica en mi interior. Pero no puedo olvidar cómo es esa personita, que apenas dejó de ser adolescente, tiene un cuerpo no tan varonil como los que habitualmente acostumbro disfrutar y no sé cómo reaccionaría ante la posibilidad de tener algo más con este niño.

El domingo me dijo que esta semana estaba muy liado en la facultad y que tenía mucho que estudiar y terminar un trabajo complicado para presentar en septiembre. No le di importancia a esas palabras en ese momento, pero cuando pasaba el lunes y no recibía ninguna llamada de él, entonces no me salían de la cabeza. Me pasé el día mirando el teléfono por si había alguna llamada perdida que no hubiera escuchado. Yo sé que no estoy enamorado ni nada de eso, pero hacía mucho tiempo que no me sucedía tener esta desazón con el teléfono por esperar la llamada de alguien. Pensé en llamarlo yo, pero creo que eso sería contraproducente. No quiero que Ángel piense que yo siento algo por él y eso nos lleve a una situación embarazosa. Además, ya hablamos de cuál debía ser el tinte de nuestra relación, y la cosa quedó muy clara en que seríamos únicamente amigos.

Ayer lunes, hasta que me llamó, estuve igualmente obsesionado con el teléfono, y esto en realidad me preocupa un poco porque no tiene sentido, ya que el niño, por muy amable que sea y por mucho que me suba el ego con sus palabras cariñosas hacía mí, no puedo olvidar su edad ni su cuerpo algo alejado de lo que me ha gustado siempre. Sé que dentro de unos años va a ser un auténtico trueno porque ya es muy guapo, pero, claro, en la actualidad sería el sueño de esas niñas adolescentes que se pirrian por los actores jóvenes de la tele, pero no para un tío que lo que busca es un hombre hecho y derecho aunque sea feo.

Pues ayer solo me llamó una vez y, efectivamente, me contó lo liado que está con un trabajo de programación y que encima tiene que hacerlo en equipo con otro chaval y una chica, compañeros de su clase, y se justificó el que no llamara porque al parecer estos compañeros no se despegaron de él ni para mear y ante ellos no quería llamarme porque no podría hablar con libertad.

Como comprenderán, yo tuve que tomarme el esfuerzo de hacerle creer que no me importaba que no me hubiese llamado. Le dije que yo también estuve liado con otras cosas y que llamase cuando pudiera, que atendiera, sobre todo, sus estudios y a sus otros amigos. Claro que hoy aún no me ha llamado y ya estoy empezando a mosquearme.

Aunque me parece muy difíci,l tengo la sensación de que le intereso algo a este chaval (¡que lástima que no tenga veinte años más!), y que está tratando de hacérmelo entender, pero como ya dejamos las cosas claras, anda despistado. También he pensado que su silencio de estos días quizá sea una estrategia para que yo me fije más en él. Si es así, lo ha conseguido.

La otra tontería que he hecho ha sido comprarme el marca para leer cosas de deporte y estar más enterado y así poderle seguir mejor sus conversaciones de asuntos deportivos. Claro que son las musculosas y eróticas piernas de los futbolistas fotografiados lo único que se me queda en la memoria.

Son chorradas, pero para una vida tan monótona como la mía cualquier suceso es un mundo.

Lo jodido es que se me ha metido en la cabeza este chaval y no sé por qué; bueno, sí que lo sé: más que nada por su forma de ser tan amable, tan exquisita y su forma de mirarme que me hace sentir como que soy aún alguien en la vida.

Tiene exactamente 23 años aunque aparenta alguno menos; es de esos chicos que tardan en terminar de hacerse, al menos de hacerse como yo lo quisiera ya de terminado. El pelo rubio y un poco largo lo hace parecer más joven inclusive, aunque 23 años se me hacen demasiado pocos.

Para ser del todo sincero, tengo que reconocer que anoche antes de dormir recordé la preciosa calentura del chaval en la casita de Ávila. Al largo y erecto pene que mostraba su relieve a través del pantalón apenas le mostré atención en aquel momento, pero ese instante lo tenía impreso en mi cabeza, de tal forma que mi polla también adquirió volumen y puso mi mano a trabajar para encontrar el apacible sueño.

viernes, 8 de agosto de 2014

41. Fin de semana diferente

Resulta que seguimos hablando todos los días un par de veces y el viernes me propuso la idea del viaje a un pueblecito que está en la sierra de Ávila, donde tienen sus padres una casita que nunca utilizan y me propuso ir para que la conociera. Así pues en su pequeño cochecito (que él conduce demasiado rápido) nos fuimos el sábado después de comer a charlar a esa casita. Y digo lo de charlar porque es lo único que hacemos. Yo ya le expliqué que me gusta su amistad y lo paso bien con él, pero que entre nosotros no puede haber otra cosa porque ni yo soy su tipo (aunque de vez en cuando me dice cosas como muy amables y así de pasada) y él tampoco es el tipo de hombre que a mí me pone. Me dijo que estaba de acuerdo y que le parecía muy bien esa puntualización. Una vez aclarado este asunto las cosas entre nosotros funcionaban bien. Es un chaval muy inteligente y tiene esa locura de la juventud que me viene bien para sacarme un poco de esa rutina frustrante en la que últimamente estoy metido.

Lo de ir a esa casita me pareció una pequeña locura de esas que solo la gente joven suele hacer, pero al final me llegó a ilusionar. Siempre estaba la posibilidad de volvernos enseguida si las cosas no resultaban. Y a punto estuvimos de volvernos al ver las malas condiciones de esta casita que es bastante viejita no tiene calefacción, ni apenas comodidades: es un lugar como para ir en verano para huir del calor de Madrid. Sin embargo, estábamos preparados para las noches, ya que refresca muchísimo por estar en tanta altitud. Cuando anocheció nos liamos al encender la chimenea, no tanto por el fresco que empezaba a notarse, sino por hacer algo diferente. Resultó que pronto el ambiente se empezó a caldear y como el sitio es muy pequeño, la leña fue dándole al recinto un calorcito muy acogedor y sin despegarnos ni dejar de echar madera al fuego pasamos un buen rato acompañándonos de una botella de wiski que Ángel había robado de su casa de Madrid.

Este lugar que se ve bastante abandonado. Al parecer solo lo utilizaba Ángel cuando venía con su novia a pasar alguna noche para follar. A la hora de dormir pusimos un colchón al lado de la chimenea y buscamos una ligera manta que encontramos por los dormitorios. A pesar del wiski y de lo que habíamos hablado noté que Ángel se había excitado en cuanto no acostamos en el colchón. Como si no me hubiera dado cuenta y haciéndome más borracho de lo que estaba, pronto me hice el dormido aunque con lo duro del suelo que se notaba a través del colchón y la situación un poco rara, apenas pude conciliar el sueño. Ángel en un momento dado se levantó muy despacio para no despertarme y se metió en el servicio. Pensé que solo iba a orinar, aunque lo mucho que tardó en salir me dio la pista de que se había regalado una buena paja, cosa que me confirmó el olor a semen que traía consigo y ratificó mi apreciación de su calentura.

Entre la bebida, la situación acogedora frente a la chimenea, quizás por el recuerdo de polvos anteriores con su novia, todo eso le hizo albergar esperanzas de una noche de sexo aunque no fuera con el hombre de su vida. Pero yo lo tenía muy claro y aunque me lo planteé por el conjunto de circunstancias que estaban a favor, decidí que no era conveniente hacer sexo con el niño, primero porque no sería el polvo de mi vida ni mucho menos, y sobre todo, porque se rompería el buen rollito de amiguetes que llevamos. Así, pues, seguí haciéndome el dormido hasta que ya noté que él se había dormido casi de madrugada, y entonces es cuando yo también caí rendido en un profundo sueño hasta las once de la mañana.

Nos despertó la fuerte luz que entraba por las desvencijadas ventanas y no fuimos a Ávila capital a desayunar, dar una vuelta por la ciudad, que es muy linda, y, después de ponernos hasta el culo de cordero asado a la hora de comer en un lugar que Ángel conocía, nos vinimos a Madrid.

Me pregunto si hice bien en no darle al viaje ninguna connotación sexual. El chico es listo y muy maduro en sus conversaciones y actitud, tiene un cuerpo más juvenil de lo que yo hubiera deseado, y eso que no lo vi sin ropa, porque nos acostamos con lo que llegamos. Encima, anoche me llama para darme las gracias por el buen fin de semana que, según él, yo le he proporcionado, cuando en realidad la idea fue suya y todo el plan lo montó él.

En definitiva, ha sido un fin de semana diferente, sin Chueca ni malos rollos, aunque no sé por qué no tengo la conciencia muy tranquila. ¿Quizás están fluyendo en mi cabeza sentimientos inesperados?

lunes, 4 de agosto de 2014

40. Conversaciones en la noche

Dos veces me llamó Ángel ayer. Por la mañana desde su facultad y por la noche desde la intimidad de su cuarto. Ya comenté ayer que el chaval es muy agradable y un buen conversador. En realidad es él quien lleva el peso de nuestras conversaciones, le gusta contarme de todo. El problema es que a su edad apenas le han ocurrido cosas interesantes y la mayoría de sus charlas se limitan a asuntos intrascendentes, cosas de cine (le gusta mucho y sabe cantidad de chismes y anécdotas de todos los actores de actualidad); sobre moda también está muy ducho y sobre todo de deporte, algo que para mí me suena todo a chino.

Entre las cosas que me contó de cierto interés está la de uno de sus profesores de la facultad y está casi seguro de que es gay. Dice que se lo ha notado en la forma de mirar a ciertos alumnos con los que tiene una especial predilección (entre los que se incluye él) y que a las chicas no les hace ni caso, y cuando se dirige a ellas lo hace con desgana y porque no le queda más remedio. Me decía que alguna vez ha coqueteado con ese profesor aunque de manera muy sutil, solo con la mirada y algunos gestos, pero lo suficiente como para que se diera cuenta. Por la posición de profesor tiene que tener mucho cuidado de no ponerse en evidencia y me dice Ángel que se le nota cómo lo pasa de mal por tener que contenerse. Me imagino el juego de sutilezas que deben llevar los dos y lo difícil que le puede resultar al profesor tener que contenerse y renunciar a un chaval que, si le gustan los jóvenes, es un bombón.

Siempre he pensado que si eres gay, no debes dedicarte a ciertas profesiones, y menos a las que te dan poder sobre otros hombres, como puede ser la de profesor, la de militar con mando o la de entrenador de un equipo. Incluso pondría a la profesión de médico entre las de cierto riesgo, porque también un doctor está en posición de dominio sobre el enfermo que se pone en sus manos. Naturalmente estoy hablando de personas con poco control de sí mismos, con una floja personalidad, y de gente que no tiene escrúpulos. La mayoría de los profesionales saben separar sus gustos de su profesión, aunque a veces lo tengan que pasar mal por aguantarse, como supongo que le pasa al profe de Ángel.

A la conversación de la noche el niño le ha dado un tono bastante más intimista. Sin que yo le diera pie me contaba que solo llevaba el pijama puesto, que se acababa de bañar o que había estado mirando la ropa interior de su hermana que al parecer es una de sus aficiones secretas. Aunque no me lo dijo, supongo que su afición no será solo mirar esa ropa interior, imagino que será también ponérsela. Como yo no le seguí la corriente en ese tipo de conversación, enseguida cambió el tono y hablamos de cosas normales. Y es que con un bebé así me resulta violento tocar temas delicados o entrar en juegos seudoseróticos. Me daría la impresión de estar haciendo algo sucio, y eso no me provocaría ningún morbo.

No me vendría mal algún consejillo con respecto a esta «nueva amistad» que me cae bien pero que tiene muchos inconvenientes.

viernes, 1 de agosto de 2014

39. Ha llegado un ángel

Pero mi capacidad para meterme en líos no termina aquí, resulta que el chaval de dieciochoañero que dejé con ellos me llamó ayer por teléfono. Yo no le había dado el número, pero el chaval que no tiene un pelo de tonto, se lo pidió a esta pareja que sí lo tiene y, ni corto ni perezoso, me llamó. El chico se llama Ángel está estudiando en la facultad de informática y vive por Aravaca, por su aspecto me da la impresión de que viene de familia acomodada.

La excusa para llamarme era darme las gracias por haberle informado de las cosas buenas y malas de Chueca y porque, al parecer, le he caído bien.

Como comprenderán, lo primero que hice fue preguntarle cómo le había ido con la pareja del sábado y me alegré cuando me dijo que solo estuvo un poco más con ellos, porque lo que le estaban sugiriendo no le causó buena impresión y ninguno de los dos señores le parecieron buena gente. Textualmente me dijo que los vio como muy salidos, muy directos y sin ninguna sensibilidad, algo que yo comparto con el chaval totalmente. Al parecer, solo estuvo con ellos el rato suficiente como para pedirles mi teléfono. Muy amablemente me reprochó mi huida tan precipitada porque él esperaba seguir charlando conmigo algo más. El chico es muy agradable, no tiene nada de pluma, hace deporte y eso se nota en sus formas y maneras de manejarse; casi ni tiene barba todavía, su cuerpo aún no se ha desprendido de ese descolocamiento clásico que tienen los chavales que no se han terminado de formar del todo. Me imagino que estar acostado con él debe ser una sensación nueva para mí, reconozco que me sube algo la moral el que se haya fijado en alguien como yo y se tomara la molestia de averiguar mi teléfono para llamarme. No creo que yo le guste físicamente, pero como me porté amablemente con él y no le propuse nada, pues eso le gustó, nada que ver con la zafiedad de la pareja conocida que, según me contó, fueron muy directamente al grano y eso a un chaval que está empezando en el ambiente y que por la edad aún debe creer en el romanticismo le pareció de puta pena.

Me han preguntado que quién entró a quién, pues fue el chaval el que me preguntó por el Black and White, porque de los que estaban a su alrededor en la calle de Hortaleza, yo debí parecerle el más evidente y por lo tanto el que pudiera indicarle bien. Lo que me inspiró el chico fue un poco de pena y por eso lo previne de las características del local por el que me preguntaba. No le pegaba nada ir a ese lugar, le dije que estaría mejor en el Long Play, pero ese sitio sí lo conocía porque fue antes con su novia y no le gustó el ambiente demasiado juvenil y este niño lo que busca son hombres. Por esto mismo pienso que no me parece que yo sea lo que busca como para ligar, yo de hombre solo tengo la edad y un ligero aspecto, probablemente me tenga en consideración como un posible amigo que le guíe por el ambiente.

Es una historia que me recuerda a la de Ben. Por lo visto solo tengo cierto éxito con los críos que buscan un hermano mayor, aunque lo de este chaval me parece mejor porque se le ve mucho más espabilado y sobre todo sin traumas raros e incluso de aspecto es mucho más guapo. Sin embargo, en principio veo difícil que yo pudiera excitarme con un niñito así. ¿Será que es bueno tener experiencias con jóvenes? Seguramente hay a quien sí le haya servido y de vez en cuando les atraiga la idea, pero ya he comprobado otras veces, sobre todo en las reuniones de Vallecas, que el sexo con la gente joven es como tomar una sopa sin sal, o un pastel sin azúcar, resulta insípido, soso y aburrido; nada que ver con la morbosidad y el gustazo que te proporciona estar y sentirse manejado por un hombre y si es un hombre de verdad (es decir medio hetero), muchísimo mejor. Pero en esta vida todo puede suceder. ¿Vosotros qué pensáis?

Estuvimos hablando un ratito y cuando nos despedimos me pidió permiso para volverme a llamar. Es muy correcto y educado, y naturalmente le dije que me llamara cuando le diese la gana e incluso podríamos vernos cualquier día para seguir charlando.

Sigue muy presente la regla de oro que dice que a nadie le gusta lo que encuentra y lo que busca no lo encuentra.