Vivencias de un gay

domingo, 13 de julio de 2014

31. El albañil del sexo


En el portal estaba él. Pero para hablarte de él tengo que retroceder un poco en el tiempo porque nunca te hablé de este tío, pues hasta ayer nada supuso para mí; y, bueno, en realidad ahora sigue sin suponer nada. Resulta que están haciendo obras en uno de los pisos de la finca. Aprovechan sábados y domingos para trabajar, y entre los trabajadores hay uno que es turco (eso lo sé desde ayer) y que ya me ha saludado otras veces. Cuando me ve se para y me dedica una sonrisa que en ocasiones me pareció exagerada, pero nunca pensé nada porque el tío es un obrero sin ninguna pinta de entender ni por casualidad. Además, hay que reconocer que es guapete —tendrá unos cuarenta años pero está tan arrugado y ojeroso, con unas cejas juntas y pobladísimas, que casi ni dejan verle unos ojillos pequeños y maliciosos: hasta parece que tuviese más años—. Como siempre, llevaba una gorra (suicísima, por cierto). No supe que era calvo hasta ayer. Pero, sin duda, lo mejor era su sonrisa, porque se le ve una dentadura correcta.

Bueno, pues ayer cuando llegué a casa estaba haciendo cemento en la calle y al verme bajar del taxi me saludó y me cogió la maleta. A pesar de mis ruegos para que no la subiese, no la soltó hasta que no estábamos dentro de mi casa. Me vi obligado a ofrecerle un café para agradecerle el detalle y me dijo que sí, que se tomaría un café. Les digo de verdad que yo estaba deseando que se lo tomara, se marchara y me dejara tranquilo, pero, cuando menos lo pensaba y sin dejar de ofrecerme su macabra sonrisa, al pasar junto a él para sacar unas galletas, me agarró el culo con toda su manaza dándome un susto de mucho cuidado. No supe qué decirle y, como si no hubiera pasado nada, seguí hasta la cocina. Pero de repente me di cuenta de que me había excitado y tenía la polla como un palo de tiesa. Estaba en la cocina sin atreverme a salir y sin saber qué hacer cuando apareció en la puerta con una mano tocándose, por encima del pantalón, su polla que, obviamente, también estaba tiesa y la otra mano pasándosela por la boca. Les juro que fue contra mi voluntad, pero como si tuviera imán, mi mano fue directamente a aquel bulto que se le notaba bajo el pantalón. A partir de aquí todo ocurrió demasiado deprisa como para ser contado: el tío me bajó el pantalón casi de golpe, me dio la vuelta contra la pared y empezó a tocarme las nalgas con una fuerza que casi me hacía daño. Pronto me di cuenta de que ya no eran los dedos los que me estaban abriendo el culo: el tamaño y la calentura me hizo comprender que lo que estaba tratando de entrar en mi agujero era su polla y, por cierto, de grandes dimensiones. Yo estaba tan excitado como asustado. Me quise volver para decirle que tenía condones en la chaqueta, pero no me dejó. Me tenía sujetado por el cuello contra la pared y apenas podía moverme. Cuando escuché que se escupía en la mano y me untaba el ojete con su saliva noté que ya era tarde para condones, y al segundo siguiente tenía su polla dentro de mi culo. Hacía mucho tiempo que no me dañaban al penetrarme, pero el tío estaba como poseído que ni escuchaba mis quejas. Me folló tan salvajemente que me hizo correr con un gustazo acojonante. Poco después me fijé que él también se iba a correr y con un movimiento rápido me aparté y pude ver cómo caía su leche en mi camisa (no me dio tiempo de quitármela) y en mis piernas. Por lo menos eso me tranquilizó un poco porque estaba seguro de que no pensaba sacarla y si llegaba a dejarme dentro toda su carga, me hubiera preocupado mucho más. Sin limpiarse se vistió y, dándome las gracias ¡solo por el café!, se marchó, dejándome tan aturdido y nervioso que ya ni me pude acostar. Creo que es la primera vez que me han violado porque esto es más una violación que un polvo, a pesar de que yo me corrí, y reconozco que estuve tan excitadísimo que hasta ahora cuando lo recuerdo siento un cierto cosquilleo por el pubis.

Aún no sé si lo que me pasó es bueno o malo; hubo momentos en que estaba tan asustado que incluso temblaba, pero el caso es que también disfruté. Yo nunca habría estado con un tipo así sin ningún aseo previo. Ahora lo que tengo miedo es a que llegue el próximo sábado y vuelva a encontrármelo en la escalera y tampoco puedo preguntar a la vecina cuánto le queda para que terminen su obra.

Quizá no le dais mucha importancia a todo esto que me ha ocurrido, pero comprended que en mi vida monótona y aburrida cualquier cosa que me pase es para mí todo un acontecimiento. Y ya me diréis qué pensáis de esto que me ha ocurrido. ¿Os habéis sentido violados de esta forma?

8 comentarios:

  1. pero tío como tenía la dentadura porque al principio dices que correcta y luego qué asquerosa te dejo tan alucinado que ni te acuerdas cómo era el albañil?

    ResponderEliminar
  2. Me he puesto cachondo. No me gusta q me violen pero me encanto leerlo . Tengo la picha como un chusco de pan

    ResponderEliminar
  3. en mensajes anteriores te dije que tu eras un firme candidato a coger el SIDA y hoy lo corroboró porque dejarse follar a pelo es una auténtica locura y menos por un tío sucio que al final no sabemos si es guapo o feo porque a veces es guapo y aveces es sucio y asqueroso

    ResponderEliminar
  4. Ttengo un amigo que también lo violó un militar turco cuidado con los turcos para ellos violar a un gay es normal

    ResponderEliminar
  5. no solo los turcos, todos los arabes tienen esa condicion en su cultura : violar a un homoxesual no es delito y tampoco esta mal visto en su sociedad. Cuando uno va a los paises arabes es mejor esconder la pluma porque ni siquiera piden permiso o te hablan , directamente van a por ti y al asunto.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso es mintira los árabes respetos a los mi hay come yo soy gay no estamos malos si amables mi vista hombres españoles

      Eliminar
  6. el colombiano de antes un delincuente ahora en este capitulo un turco violador ¿porque será que a mí me gustan los alemanes?

    ResponderEliminar
  7. NO ME GUSTA QUE VIOLEN QUE MIEDO ¿TE PASO A TI?

    ResponderEliminar