Hacía mucho tiempo que no dedicaba una tarde a un acto pseudocultural, cuando me llegó la invitación para acudir a una conferencia dentro de los actos incluidos en la Semana Europea de la prueba Hepatitis-VIH, no lo dudé.
Convencí a Paquito para que me acompañara y no me arrepiento de haber acudido por lo interesante que me parecieron las distintas charlas que se llevaron a cabo.
Todo lo relacionado con estas enfermedades siempre es un delicado tema, sobre todo para nosotros los homosexuales, que ya sabéis, somos los más afectados en el mundo occidental.
David, así se llamaba el hombre de unos 45 años, vestido informal, con barba cerrada y unos ojos grises que se te clavaban como puñales, tomó la palabra para contarnos su historia, “No es tan fácil, - nos contaba - eso surge. Conoces a alguien, quieres tener una relación con él y en un momento dado te fías”. La última vez que acudió a hacerse la prueba, que salió negativa, fue tras enterarse de que la persona con la que mantenía una relación estuvo con otra persona sin consultarle, rompiendo así el acuerdo que habían fijado. Esta historia me dejó frío e imagino a muchos pensando igual que yo, ¿Cómo en pleno siglo XXI, con las facilidades que hay para prevenir enfermedades como, por ejemplo, conseguir un condón, haya personas que lo hagan a pelo todavía? David percibe cierta relajación en su entorno sobre las consecuencias del VIH: "Se ve como una enfermedad crónica", asegura.
Y verdaderamente esa percepción la tenemos todos, cada vez encontramos más hombres que exigen hacer el sexo sin ningún tipo de protección. Cuando voy a una sauna y veo las orgías de sexo indiscriminado y sin un mísero condón por ninguna parte, tengo la impresión de que lo del Sida ya es historia pasada. A la angustia de hace unos años ha sucedido una gran despreocupación, es como si ese rayo de esperanza que nos iluminó con la aparición de los retrovirales, se convirtiera en la solución definitiva. Es verdad que la mortalidad ha bajado mucho en los últimos años gracias a estos retrovirales, pero el riesgo sigue latente, nadie sabe hasta cuándo estos medicamentos serán efectivos, no solo aparecen constantemente mutaciones en los virus, sino que estos también se hacen cada vez más fuertes.
Además estas pastillas son muy tóxicas, están contaminando el cuerpo, dañan la salud, el riñón, el hígado…
Todos abandonábamos el local apesadumbrados, personalmente me parecía una lástima que un hombre tan atractivo como David corriese esos riesgos. La perspectiva es pesimista pero no vale esconder la cabeza estilo avestruz. Tenemos que cuidar la salud, utilizar siempre el condón y si se tiene alguna sospecha hacerse el test.
Comprendo que este tema no es lo habitual en este blog, muchos de vosotros me criticarais por incluir este escrito, pero en conciencia, y a pesar de lo impopular del tema, he sentido la responsabilidad de dar este toque de atención, no me parece justo desaprovechar esta vía de comunicación para que no bajemos la guardia. Esta vida es muy bonita como para arriesgar nuestra felicidad por unos segundos de placer.
Gracias por entenderme y por tener que aguantar este chaparrón sin previo aviso.