Vivencias de un gay

sábado, 29 de agosto de 2015

110. Salir del armario


Ayer fue un día de llamadas inesperadas. Primero me llamó un taxista de Villalba que contacté a través de la red hace ya un tiempo. De primeras no lo reconocí porque hace mucho de aquel encuentro y porque no me dejó ninguna huella. Luego con las pistas que me dio lo recordé a él y también al diminuto tamaño de su pollita. Me invitó a repetir la experiencia. Se ha separado de su mujer y quiere aprovechar su nueva soltería. Me justifiqué alegando que a mí me había ocurrido todo lo contrario, yo estaba estrenando pareja y no estaba disponible.

sábado, 22 de agosto de 2015

109. Un camarero en una noche libre


Llegaron los niños. En la noche hablé con los dos, primero con Ángel, tan engatusador como siempre, pero sin contarme apenas nada de su viaje; es de los que te indican el itinerario detalladamente, pero lo interesante del recorrido lo silencian, y si le insistes para que te dé más información, te vuelve a narrar el itinerario las veces que se lo pidas y siempre exactamente igual como si lo hubiera ideado en un orden y le resultara imposible alterarlo.

sábado, 15 de agosto de 2015

108. Matrimonio liberal


El miércoles vino a casa Ángel, al parecer le ha entrado una impronta cariñosa y quiso pasar la tarde conmigo. De las hamburguesas pasamos a la cama con más expectativas que otros días. Para mi grata sorpresa desde el principio noté una intensidad en sus besos apenas recordada; también sus caricias parecían más trabajadas y cuando se puso un condón y me dio la vuelta, ya no tuve dudas de su inusual actitud.

sábado, 8 de agosto de 2015

107. Manipulación con alevosía


No quise seguir discutiendo con Ángel, entre otras razones, porque bastante follón tuvo con sus padres. Su novia fue el sábado a hablar con los papas del niño. Les contó que andan peleados por reprocharle sus nuevas aficiones de montar juergas con los amigos, escapadas que no solo ponen en peligro su relación sino incluso la integridad física de Ángel, como lo demuestra el golpe en la cara que lució el día anterior.

sábado, 1 de agosto de 2015

106. Apretón de amigos


Aún no tengo suficientemente nítidas las imágenes de lo ocurrido este fin de semana, se me juntan unos momentos con otros y mi desconcierto es tremendo. Cuando Ángel se marchó con ese tipo, pensé de todo menos lo que desgraciadamente ocurrió. Si hubiera tenido la mínima sospecha, no lo dejo marchar, pero estas cosas por muy viejo zorro que seas y en tu vida te haya pasado de todo, siempre te pillan por sorpresa. A tiro pasado te das cuenta de que el tipo dejaba muchas pistas sobre su calaña: esa camiseta ajustada y estridente, ese tatuaje tan exagerado y lo más seguro es que sus manos lo denunciarían como cualquier cosa menos joyero. Me arrepiento de no haberme acercado a verlo, seguramente a mí no me hubiera engañado como al pobre Ángel.