103. Juego a tres bandas

Creo que hemos metido la pata. Francamente yo no pensé en las posibles consecuencias, tampoco contaba con que Isa fuese tan lista y perspicaz, pero es verdad que a partir de ahora las cosas para Ángel no van a ser sencillas y esas secuelas me afectarán a mí también, sobre todo por lo que os cuento ahora.

Al parecer, en cuanto me dejaron, Isa le montó una tremenda bronca a su novio por haberme invitado a que les acompañase cuando, supuestamente, nos encontramos en el Chicote. «¿Cómo se te ocurre decirle que se viniera con nosotros?, estuvo toda la noche como un pegote al que no había manera de quitárselo de encima»; «si ese chico estaba en ese barrio, es por algo»; «estoy segura de que es marica»; «por cómo te hablaba, cómo te cuidaba y cómo te miraba, no dudes de que le gustas»; «pareces tonto, Ángel, no te enteras de nada. ¿No te extrañó que conociera tan bien todos esos lugares de mariquitas?».

El niño aguantó toda esta andanada más o menos bien, pero estalló y comenzó la discusión fuerte cuando su zorra continuó:
―Si no hubiera venido tu amiguito, lo hubiéramos pasado bien, riéndonos de todos esos tipos raros que incluso se besaban delante de todo el mundo sin ninguna vergüenza.
―¡Escucha, Isa, nadie tiene por qué reírse de los sentimientos de las otras personas! ―explotó Ángel― Pero ¿en qué mundo vives? ¿Aún no te has enterado de que a los homosexuales ya no los queman en la hoguera? ¿Acaso tú sientes vergüenza por querer a una persona? ¡Pues ellos tampoco tienen por qué sentirla! Fue una mala idea el plan de este sábado.
―Pues te recuerdo que fuiste tú el que lo propuso.
―Quería que vieses que hay otros mundos felices, sacarte un poco del cascarón en el que vives y que te impide ver más allá de tus narices.

La discusión se prolongó hasta que la novia de Jesús intervino, en la que supongo fue su primera y única mediación en la noche, diciendo:
―Isa, Ángel tiene razón, mi padre tiene un socio que es gay y ya no lo oculta.

En otra situación, me comentó el niño, se hubieran reído de las salidas de esta chica a cuya sencillez ya estaban acostumbrados, pero esa noche solo sirvió para que el silencio los acompañara hasta que dejaron a Isa en su casa. A modo de despedida, le dijo a su novio desde la puerta:
―A mí no me llames. Cuando quieras «algo», se lo pides al tal Rafa, tu «amiguito del alma».

Le pregunté a Ángel cómo se sentía después de todo este follón y la discusión con su novia.

―Yo estoy bien. No es la primera vez que discutimos, al final siempre es ella la que se baja del burro y si esta vez no lo hace, pues peor para ella y mucho mejor para mí. Mira, Rafa, yo por ella siento afecto. Son muchos años saliendo y hemos crecido juntos, pero no me gusta su forma tan reaccionaria de ser; hace tiempo que tengo muy claro que no es una mujer con la que pueda convivir, tiene demasiada personalidad y ya que ahora han suprimido la mili, no quiero tener a una sargento en casa de por vida. Claro que tampoco me gustaría que el motivo de nuestra ruptura fuese precisamente este. Daría mucho que pensar a mi familia que la discusión por defender a un amigo gay ―porque a ti, Rafa, ya te han colgado este sambenito y no te lo van a quitar― fuese tan importante como para terminar con Isa. En realidad para romper definitivamente con nuestras novias, Jesús y yo hemos ideado un plan que puede funcionar, ya te lo contaré otro día a ver si lo ves factible.

Hasta aquí me contó el niño cuales están siendo las consecuencias de nuestra metedura de pata. Luego llamaré a Jesús para tener más información.

Un pensamiento extraño me ronda por la cabeza. ¿Por qué me gusta imaginar un rollito con Jesús? ¿Estoy pensando en jugar a tres bandas? ¿Y si se entera mi niño? Reconozco que este chico me da morbo y un acostón con él me atrae, pero ¿y el proyecto de pareja que estoy tratando de montar con Ángel? ¿Guardaría Jesús el secreto? Y lo que es más difícil aún: ¿querría este chico un lance conmigo? A veces pienso que este muchacho no tiene nada de gay, el affaire con su adorado amigo es más consecuencia de la idolatría que le tiene desde pequeño que un deseo auténticamente homosexual. Además, para tener algo con una chica tan feíta como su novia o se es muy hombre o se está demasiado necesitado.