Vivencias de un gay

sábado, 27 de febrero de 2016

137. Últimas noticias


Y ¡qué noticias!

Ayer lunes recibí dos llamadas telefónicas. Una la deseaba, aunque no la esperaba; la otra, en cierto modo, la esperaba, pero confiaba en que solo fueran miedos míos. Me llamaron Ángel y... ¡el padre de Jesús!

Estoy asustado. Este señor me da terror, ya sé de lo que es capaz y creo que viene a por mí.
Dormitaba en el bus de Guadalajara de regreso a casa cuando sonó el móvil; el nombre de Ángel en la pantalla provocó un vuelco en mi ánimo.

―Hola, Rafa, ¿cómo estás?
―Bien, aunque un poco olvidado por tu parte, ¿no crees?
―Escucha, Rafa, las cosas están jodidas en casa de Jesús ―continuó el niño haciendo caso omiso de mis reticentes palabras―. Su padre se ha enterado de todo: de que ha roto con Begoña y de sus tendencias gais. Han tenido una bronca tremenda los dos; creo que, incluso, estuvieron a punto de llegar a las manos. Afortunadamente, su madre, que estaba en medio de los dos tratando de calmarlos, sufrió un desmayo y eso paró la violenta situación. Jesús aprovechó la confusión que se formó ante el desarreglo de su mamá para encerrarse en su cuarto y lleva en él tres días sin salir para nada. Ayer, apiadándose de su madre, aceptó recoger, desde la puerta, una bandeja con comida, aprovechando que su padre no estaba en casa. Llevaba varios días con el móvil desconectado y, ante su mantenida actitud de no aparecer por el despacho, no me quedó más remedio que ir a su casa. Allí, su madre, que está destrozada, me lo contó todo. Me pidió que fuese al cuarto de su hijo, para ver si yo lo hacía entrar en razón, pero no quiso abrirme. Desde dentro me pidió perdón por no abrirme, pero que más adelante me lo explicaría todo. Alegó a nuestra amistad para pedirme que, por favor, no insistiera en verlo y que tuviera paciencia con él.
―Todo esto que me estás contando no me coge por sorpresa, Ángel; yo sabía que no tardaría mucho su padre en averiguar la verdadera personalidad de su hijo. Lo siento mucho por Jesús, lo tiene que estar pasando muy mal.
―Pero aún hay más, y esto sí que no te va a gustar. Por alguna razón que desconozco, su padre sabe de tu existencia y no se refiere a ti, precisamente, con cariño.
―Explícate Ángel ―lo apuré―.
―Verás, cuando ya me marchaba de la casa de Jesús, llegó su padre. Al verme, me cogió del brazo y me llevó a su despacho. Allí comenzaron sus reproches: «Tú que eres su mejor amigo, ¿no te has dado cuenta de sus locuras en estos últimos meses? Sé que conoces también a ese Rafael que me lo ha descentrado, ¿cómo coño has dejado que un maricón se haya metido en su vida? ¿Es que los jóvenes de ahora sois todos idiotas?». Afortunadamente, los gritos, que a cada palabra subían de tono y resultaban más amenazadores, alertaron a la madre de Jesús, que irrumpió en el despacho y le pidió al energúmeno de su marido que me dejara en paz, que no lo pagara conmigo. A mí, me apuró para que me fuera inmediatamente. Salí de allí a toda leche. ¿Cómo lo ves, Rafa?

¡¿Cómo coño lo tenía que ver?! ¡Pues mal, muy mal! Según me lo contaba, me estaba entrando un malestar general, unos sudores fríos me recorrían la espalda y no sabía qué decirle al niño, cuyo tono denunciaba su evidente preocupación. No tuve ánimo ni para preguntarle por su fin de semana y nos despedimos sin poder hablar de otra cosa. Me prometió tenerme al tanto de lo que pasase con Jesús. Los dos estábamos seguros de que el teléfono lo mantendría desconectado.

Aún no me había repuesto de la conversación con Ángel, apenas entraba en mi casa, cuando volvió a sonar mi móvil.

―¿El señor Rafael Gracia?
―Yo soy.
―Buenas tardes, soy el padre de su amigo Jesús ―un silencio helado ocupó la línea durante unos segundos―. Quizás le extrañe esta llamada, pero es muy importante para mi hijo que usted y yo mantengamos una conversación.
―¿Quién le ha dado mi número de teléfono? ―era una pregunta un tanto ilógica, pero fue lo único que se me ocurrió en ese momento―.
―No ha sido Jesús, si eso es lo que le preocupa. Él se niega a hablar de usted y esa es una de las razones por las que debemos tener una entrevista.
―Entonces ¿cómo lo ha conseguido? ―insistí en mi requerimiento, quizás con la absurda idea de que confesase su investigación sobre mi vida―.
―Escuche, Sr. Gracia, eso no es relevante. No lo estoy llamando para discutir sobre tonterías; mi hijo está pasando unos malos momentos en su vida y por muchas razones pienso que usted nos puede ayudar a que retorne al buen camino. ¿Cree que podrá venir mañana a mi oficina?
―Lo siento, señor, pero no iré a su despacho. Efectivamente, soy amigo de su hijo y, si necesita mi ayuda, haré lo que sea, siempre que me lo pida él mismo. No me parece que usted y yo tengamos nada de qué hablar.
―Se equivoca, Sr. Gracia ―su tono se endureció notablemente―, por el bien de «todos» ―y cuando digo 'todos', no solo me refiero a mi hijo―, sería muy conveniente, pero que muy conveniente, que usted y yo aclarásemos ciertas cosas que, personas civilizadas y de forma igualmente civilizada, nos pueden beneficiar a todos, principalmente a «su amigo» Jesús.
―Si usted quiere encontrarse conmigo, deberá ser en un lugar neutro. Preferiría que fuese en una cafetería y, de ser posible, con testigos ―yo mismo me estaba asombrando de esas palabras que no parecían salir de mi boca―.
―Sr. Gracia, estoy dispuesto a ceder en lo de la cafetería, pero los asuntos que debemos tratar son tan delicados, tan íntimos, con referencia a la vida de mi hijo, que no consentiré en hablarlos delante de seres ajenos a todo este problema que nos afecta.
―Creo que usted ve problemas donde solo hay un criterio diferente al suyo. Al menos se debería dejar acompañar por su mujer; las madres siempre están más cerca de sus hijos...
―Le ruego que, a estas alturas, no me dé consejos ―me interrumpió con esa desconsiderada superioridad que muestran los que no están acostumbrados a escuchar―. Dígame, Sr. Gracia, ¿en qué cafetería y a qué hora le viene bien a usted?

Quedamos en Chicote para vernos el miércoles a las once de la mañana, aprovechando que es festivo.
Estoy seguro de que hasta entonces no pegaré un ojo y que van a ser unas horas terribles de nervios. De cualquier forma, siempre podré echarme atrás en el último minuto. Por otra parte, estoy pensando en ir acompañado por Paquito; este señor me da terror y sé que en su presencia me voy a sentir totalmente cohibido y acojonado. Si al menos viniera su madre, seguro que aportaría algo de humanidad al encuentro, aunque, por otra parte, sé que hay madres que reaccionan como lobas furiosas ante una contrariedad de su hijo. No sé de qué me querrá hablar el padre de Jesús, pero sí sé las explicaciones que yo le tengo que pedir por su desfachatez de ponerme vigilancia. Lo que me hace falta es un valor que no tengo.

9 comentarios:

  1. LOS PADRES METERSE NO DEBERIAN EN LOS ASUNTOS PERSONALES DE SUS HIJOS SI MAYORES YA SON. MI PADRE TAMBIEN VIGILA A MIS AMIGOS PERO FASTIDIASE PORQUE NO TENGO NINGUN AMIGO. MIS COMPAÑEROS DE INSTI SON MUY NIÑOS Y SOLO EN CHICAS ES QUE PIENSAN. CUANDO SEA MAYOR COMO JESUS DECIR NADA HARE A NADIE SIMPLEMENTE ME IRE Y NADIE DE AQUI SABRAN DE MI VIDA

    ResponderEliminar
  2. Mi jefe es igual que el padre del chaval son prepotentes y jamas escuchan. Todas las noches me duermo pensando en la forma de asesinarle. Este hombre se va a comer con patatas al pobre Rafael el día de la entrevista

    ResponderEliminar
  3. Para que no digais que os olvido os pongo mi ultima novela:

    Era por el mês de Abril. Yo estaba en casa de mi compañero de clase que es vago y conmigo estudia un poco mas pero no mucho. Y este compañero es gay y es tambien bastante guapo pero no tanto y se que gusta a la gente gay. Haciendo el algebra puso su mano en mi pierna para calentarme pero yo no hice caso porque estaba alli para estudiar. Entonces subio la mano para tocarme mi bulto y entonces es cuando entro su padre y me dijo que me fuera de su casa que ya hablaria conmigo y que no era buen compañero para su hijo.
    Entonces me fui andando para la calle de mi casa y antes entre a la tienda de juegos para ver uno de la tablet. El chico que esta para vender me enseño uno y que si queria probarlo en su tablet y no habia nadie y cuando lo puso se acerco mucho a mi para mirar el juego. Yo note que entre los dos habia algo bonito y empezo a subirme el amor y el chico tambien noto lo mismo que yo. Todo era muy romantico y cuando empezo a jugar se acerco a mi con todo el cuerpo y notaba su emocion en mi cuerpo tambien. Y entonces nos pegamos mucho y todo fue rapido y emocionante . Nos enamoramos del todo pero tuvo que atender a otro cliente y me miro asi de pena y entendi que me fuera ya. Pero el amor ya era presente entre los dos y le dije que luego cuando vaya a cerrar la tienda yo volvere para ver mas lo del juego y ya dire si he vuelto y lo si paso lo bonito que el amor e tiene entre dos hombres.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿que esto!? ¿una novela? Esto es un insulto ¿hasta que limite de puede permitir tomaduras de pelo tan absurdas? Señor blogger es usted un masoquista al permitir comentarios como esta absurda versión en forma de burda pantomima de su historia.

      Eliminar
  4. Maricones resulta que esto es de maricones ya los tenemos en todas partes hasta en las noticias que asco

    ResponderEliminar
  5. A mi no me parece mal que un padre tenga preocupación por su hijo. Yo tengo dos de 7 y 12 años y siempre cuidare de que no dejen el buen camino tengan la edad que sea. No conozco muy bien esta historia pero yo como padre estoy de acuerdo con el padre y alguna responsabilidad tendrá el sr. Gracia cuando el hijo cambio tras conocerlo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si no conoce la historia no se arriesgue a dar su opinión porque quedará en ridículo. Preocuparse por los hijos es obvio, pero manipular su vida, tratar de controlar sus justos sexuales y condicionar su vida bajo una autoridad absolutista siendo, para más INRI, mayor de edad, resulta inconcebible. Le invito a que lea la historia completa, y entonces vuelva escribir su opinión que resultará muy distinta y de interés para nosotros los seguidores de este singular blog.

      Eliminar
  6. Por favor cuiden sus titulares porque llevan a engaño y crean confusion en usuaRIOS DE INTERNET. Y lo peor es que pueden acceder menores y deben saber que los contenidos para adultos tienen que llevar un sobre aviso que no he visto en ninguna de sus entradas. Recuerden que hay policia en internet capaz de rastrear los origenes de cualquier mensaje y aqui encontre descripciones de sexo explicito que puede ser hiriente para muchas personas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tío cortate un poco y no seas aguafiestas, más hiriente es la actitud del padre del guapo de Jesus. Confieso que estoy enamorado de Jesus, lo imagino tan guapo y tan tierno que como para comérselo. Lo único malo es que sale poco aunque no me extraña porque todos le andan jodiendo. Os aseguro que por alguien así mando a mi pareja a freír monas. Una petición de este humilde lector ¿No podrías meter guión también los miércoles,por ejemplo?

      Eliminar