154. Orgulloso de ser gay

El pobre Paquito no levanta cabeza. Al parecer todos sus temores iban muy bien encaminados para su pesar. El otro día cuando volvió a su casa tras el trabajo, se encontró las estancias vacías y un nota en inglés de Jimmy que le decíamás o menos algo así: “Perdona mi cobardía por no decírtelo en persona y utilizar la frialdad de una nota, Steve y yo nos hemos dado cuenta que lo nuestro sigue vivo y que tenemos que darnos una nueva oportunidad. Dentro de tres horas estaremos volando para Estados Unidos donde iniciaremos una segunda aventura juntos, con la esperanza de que sea la definitiva. Te agradezco estos meses de cariño que me has ofrecido, pero debes comprender que son muchos los años que compartí con Steve y a la hora de desequilibrar la balanza tu has sido el perjudicado. “

Cuando me lo contó me confesó que si bien estaba muy triste y dolido, también sentía una especie de liberación y tranquilidad porque la situación de los dos americanos en su casa le estaba corroyendo las entrañas, por un lado quería confiar en Jimmy y auto culparse por las dudas y por otro tenia la certeza de que entre ellos algo ocurría por muchas señales que constantemente le saltaban a la vista.

Hoy le llegan de visita dos amigos que viven en París para pasar, como todos los años desde hace ya nueve, la fiesta del Orgullo Gay en Madrid que , al parecer es la más importante del continente según todos los extranjeros que año tras años llegan a nuestra capital. Sin duda estos amigos le ayudaran a Paquito para tratar de pasar página cuanto antes del asunto de la huida del muchacho americano.

Yo este año pienso quedarme al margen de todas esas celebraciones del Orgullo que, en mi opinión, ya tiene poco o ningún sentido. Entiendo que hace unos años, cuando éramos perseguidos y vilipendiados por cualquiera que intuía nuestra inclinación sexual de forma impune, tuviéramos la necesidad de manifestarnos en busca de legalizar nuestra identidad. En aquel momento era cuestión de valentía en una lucha contra el retrógradomundo que nos rodeaba y en la que muchos hubieron de pagar un precio muy caro en terrenos tan importantes como el familiar, el laboral y el social. En aquellos difíciles momentos tenían su explicación y justificación la exageración  y la provocación para dar entidad a una manifestación que no debía pasar desapercibida.

Pero en la actualidad, ¿Alguien cree que pasear mostrando el trasero, o travestidos de mil maneras a cual mas insolente, tiene justificación?  ¿A cuantos de nosotros representan estos fornidos muchachos en taparrabos cuyos músculos han sido objeto de atención prioritaria en su vida durante todo el año?

Si ya somos legales, si ya podemos hacer todo lo que cualquier pareja heterosexual puede, si, incluso, hemos adquirido el rango de personas influyentes y de alto poder adquisitivo, ¿Cuál es entonces nuestra reivindicación en la actualidad? ¿Para que debemos alzar la voz en una queja tan difusa?

Muchos dirán que si bien legalmente somos reconocidos  como pertenecientes a la sociedad sin ninguna distinción, en la mente anquilosada de muchos aún somos motivo de mofa y burla. Pero esa exhibición de petardeo, esa exageración  cercana a la caricatura, esa muestra de mal gusto tanto en el vestir como en el comportamiento que muchos desencadenan durante esa manifestación, ¿noalimentará a todos esos burlones intransigentes sus equivocados sentimientos y les provocará que aún nos tengan menos respeto?

Aquella reivindicación tan necesaria en su momento, se ha convertido en cualquier cosa menos para lo que nació. Ahora es una fiesta multitudinaria donde todos quieren sacar provecho. Económicamente se ha convertido en el evento que cada año deja más beneficios en la ciudad, muy por encima de otros actos tales como La cabalgata de los Reyes Magos, El Carnaval, Las verbenas de nuestros Santos Patronos.. etcétera. Para otros, entre los que incluyo a tantos extranjeros que llegan en estos días a Madrid, la ocasión es perfecta para ligar a todo lo que se mueve, dándole a sus viajes la entidad de turismo sexual.

Así pues, y sabiendo que mi posición no será compartida por todos vosotros, me reafirmo en mi idea de no acudir este año al Orgullo Gay, a pesar de estar, no lo dudéis,absolutamente orgulloso de ser gay, exactamente igual de orgulloso que estaría si mi sexualidad hubiera sidoheterosexual.