Vivencias de un gay

sábado, 14 de febrero de 2015

82. El regalo de San Valentín


Se acerca San Valentín y un año más me creo sin derecho a regalar ni a ser regalado. No parece que el niño entre en ese juego y si no lo nombra él, yo permaneceré callado. Imagino que será la zorrita de su «novia» la destinataria oficial de su ofrenda, al menos para cubrir las apariencias.

Sin embargo, como cada año por estas fechas, no puedo dejar de recordar el especial San Valentín que viví hace unos años. Fue durante el penúltimo curso de la carrera. Marina, mi amiga y compañera de curso favorita, me propuso un juego que, sin ser nada original, podía resultar divertido en aquel momento en que la juventud lo justificaba todo. Sin estar completamente seguro, sostenía la idea de que mi compañera podía ser lesbiana, y lo sucedido ayudó a intensificar esa intuición.

Todos los años, cada 14 de febrero, Marina acudía a su pueblo, cerca de Toledo, para celebrar el santo de su padre y hermano, ambos llamados como el patrón del amor. Ante la habitual pregunta que siempre le hacían sobre su vida amorosa, esta vez se inventó un novio con el fin de apaciguar la curiosidad familiar. Para redondear su mentira, me pidió que la acompañara a su pueblo como su flamante pretendiente y tratar de hacer una digna representación ante su intensa parentela. Me pareció una idea divertida y mi compenetración con esta amiga era tan buena que el éxito estaba garantizado.

Aparecimos bien temprano por el pequeño pueblo castellano. Tras las debidas presentaciones y después de pasar un agudo examen visual de la madre y, sobre todo, del padre y hermano de mi «novia», estos decidieron acudir a una bodega donde comeríamos con la idea de asearla y prepararla para el asado conmemorativo.

Le encargaron a uno de sus empleados para que me acompañara a dar una vuelta por el pueblo y me sirviera de guía turístico mientras Marina charlaba con su madre como suelen hacer madres e hijas. Mi acompañante era un chaval de mi edad con aspecto algo rústico, pero con una planta muy en forma como la de aquellos en que el trabajo físico es su medio de vida. Su conversación resultaba poco interesante, pero suficiente como para solventar el paseo. Me fui enterando ―y olvidando al instante― del nombre de cada uno de los habitantes de las casas por las que pasábamos. En un momento dado se paró frente a un pequeño cobertizo y con inusitada ilusión me explico:
―Este es el pajar donde todas las tardes vengo para descansar y estar conmigo mismo. Es mi espacio particular, ¿quieres verlo?

Sin darme tiempo a contestar, abrió la pequeña puerta de madera carcomida y empujándome suavemente del brazo me hizo pasar al interior. Se trataba de un pajar con fardos cuadrados de paja comprimida y de frente, sobre unas maderas, aparecía una especie de amplia cama con el lecho cubierto de amarilla y fina paja. Parecía un lugar hasta confortable. Al frente de este espacio me explicó:
―Aquí es donde me suelo tumbar desnudo para sentirme más libre, para pensar en mis cosas. Si no estuvieras aquí, ahora mismo lo haría.
―Por mí no te cortes ―le respondí inmediatamente―. Sé perfectamente llegar a la casa de Marina y ya te he molestado bastante.

Tomando una percha del suelo me dijo mientras me la entregaba:
―Sujeta este colgador.

En menos de cinco segundos se quedó como su madre lo trajo al mundo y yo, con su ropa en la mano, tratando de colocarla en la percha absolutamente confundido y algo nervioso por la visión de tal inmediata desnudez. El cuerpo de aquel muchacho merecía un detenido examen, con un pecho fibroso y los músculos a flor de piel, cubierta de una suave capa de vello que se incrementaba en el bajo vientre, de donde surgía, entre el ensortijado vello púbico, una polla rotunda, con demasiado volumen y largura para estar en reposo, como aparecía. Caía entre dos robustas piernas igualmente cubiertas de abundante pelo negro mientras brincaba ágilmente sobre el jergón de paja. La visión era de una belleza plástica increíble y su efecto sobre mi verga fue inevitable. Traté de tapar con la mano mi evidente erección, pero este movimiento no pasó desapercibido para el muchacho que inmediatamente me sugirió:
―Si te apetece, haz lo mismo que yo, desnúdate y túmbate a mi lado, verás que sensación tan buena tendrás.

El momento era muy intenso, me fue imposible no aceptar su invitación y poco después, estábamos los dos sobre la paja con apenas unos centímetros de separación.

―¿A que se está cojonudamente? ―preguntó el muchacho, prestando especial atención a mi erecta polla―. Antes veníamos aquí algunos mozos del pueblo para hacernos pajas. Ahora solo lo hago con uno de vez en cuando y nos las hacemos mutuamente.
―¿Y solo utilizáis la mano? ¿No habéis probado con la boca? ―respondí dejando ver mis acuciantes deseos―.
―Alguna vez, pero este chico dice que le da asco porque me sale mucho líquido.

Sin más preámbulos me incorporé tomé su esplendido rabo, que ya no marcaba las seis sino que apuntaba a las doce rígido y cimbreante entre mis manos, y pude ver cómo, en efecto, una brillante gota asomaba por su ranura central.

―A mí no me da asco, a ver qué te parece cómo lo hago ―le comenté antes de llevarme tal joya a la boca―.

Apenas llevábamos cinco minutos en ese menester cuando, de reojo, pude ver las figuras del padre y del hermano de Marina que observaban la escena en silencio y con gesto frío y serio. Me sentí morir y casi sin fuerzas para levantarme. Busqué mi ropa para taparme, al menos, mi empinado pene ajeno a lo que estaba ocurriendo a mi alrededor. Miré al muchacho para compadecerme también de él, pero me sorprendió su actitud tranquila y sin preocuparse de taparse lo más mínimo.

―¿De verdad pensabais Marina y tú que nos dejaríamos engañar? ―la voz de su padre retumbó en el pajar―. Conocemos a nuestra hija y nos sorprendió demasiado el anuncio de su noviazgo. Pero cuando te hemos visto nuestras dudas se habían incrementado. Solo ha hecho falta pedir la colaboración de Rodolfito, el gay oficial del pueblo para desenmascararte.

Afortunadamente, dieron media vuelta y salieron del cobertizo sin más comentarios. Me vestí todo lo rápidamente que pude y salí en busca de Marina para contarle lo ocurrido y prevenirla de lo que se le venía encima. Antes de salir eché una ojeada al tal Rodolfito y pude ver cómo se afanaba en terminar una masturbación incomprensible para mí.

Por fortuna el padre y el hermano no fueron a la casa directamente y no me topé con ellos, tal como temía. Apenas le conté a mi compañera de facultad lo ocurrido, dejamos la casa sin despedirnos de nadie y abandonamos el pueblo sin perder tiempo.

A partir de entonces la relación entre Marina y yo se enfrió, aunque seguimos siendo amigos hasta terminar la carrera. Luego le perdí la pista y hace unos años supe que ella y la catedrática de matemáticas vivían juntas en un pueblo de la sierra y tenían adoptada una niña china que ya habrá de ser adolescente.

Del muchacho nunca supe nada, pero todos los años por San Valentín lo recuerdo y, sobre todo, recuerdo su generosa anatomía.

17 comentarios:

  1. Enhorabuena este es el mejor relato corto que he leído en mucho tiempo merecería estar entre la antología de mejores relatos cortos .Está muy bien hecho con las fases bien marcadas con un final sorpresivo y con el nivel y literatura a que ya nos tiene acostumbrados enhorabuena de nuevo

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  2. Tonto ¿como no has acabado la faena con el paleto? Total ya te habian descubierto . En cuanto se fueron los familiares de tu amiga haber seguido con el tio que estaba bien caliente.Ya luego hubieras salido corriendo del pueblo pero despues de haberte corrido en el pajar.Vale que el susto es acojonante pero ocasiones asi no se pillan todos los dias.

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  3. Ja ja ja A mi tambien se me paso la aguja de la polla de marcar las seis a señalar las doce leyendo la escena del pajar. Si de verdad te han pasado todas estas cosas es que tienes la suerte de cara, vaya vida que has tenido, para dar envidia a los que como yo no salimos de nuestra pareja por miedo a ser pillado y porque nunca me han surgido situaciones como las que te han pasado a ti. Me encanta el nivelazo literario de esta ultima entrada.

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  4. por favor me manden si puede ser un Rodolfito envuelto para regalo por San Valentín yo quiero esas piernas peludas para mí gracias

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  5. Esta´muy bien seguir tu historia actual, el devenir de tus sentimientos por el joven Ángel y más ahora que parece que lo vas a perder ante la aparición de su amigo y esa impresionante confesión de amor al que asistimos la semana pasada. Pero estos relatos como el de San Valentin son un auténtico lujo literario y un goce para los que nos gusta leer cosas divertidas y desenfadadas para restar un poco la tensión que nos toca vivir en el trabajo y en la vida en general. Muchas gracias por las dos vertientes de tu blog: la historia actual plagada de sentimientos y desventuras y por estos retozos de eroticidad y diversión que siempre son de agradecer.

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  6. RAFAEL SI ENFADADO ESTAS POR NO DAR CPNSEJOS DIMELO Y NO ESCRIBO MAS PERO QUITAR MIS COMENTARIOS MO DEBES

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    1. Disculpa amigo Satur tu comentario ha sido borrado por error. Tus consejos y tus palabras siempre son motivo de alegría para mi y siempre esperados por el resto de lectores. Contigo nunca estoy enfadado y si lamento el error de haber eliminado tu interesante comentario ultimo. me encantaría recuperar tus palabras. Un saludo

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  7. ALEGROME QUE ME APRECIES Y TE DE ALEGRIA. YO TAMBIEN TE APRECIO. AHORA MARCHEME A BULNES A COMER CON MI ABUELO. LUEGO DIGOTE LO DE ANTES

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  8. Conojuna esta entrada. Alucine con lo del pajar. Pero yo también tiro mucho liquido cuando me pongo cachondo. ¿eso da asco? Nunca me han dicho nada los tíos y la chupan con líquido. ?Eso se puede evitar? Decirme algo. Agur

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  9. al pareser rodolfito hase todo lo que le mandan los señores, es un esclavo sexual. yo tambien lo seria de quien me mandase me gusta sentirme umillado y mal tratado

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  10. AYER REPETI MI COMENTARIO PERO NO LO PUBLICASTE. ERA PARECIDO PERO IGUAL NO ERA. ASEGUROTE QUE NADA MALO DECIA.

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    1. No se publicó por que al parecer el blog estuvo bloqueado ayer todo la tarde. mil disculpas

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  11. Con regalos como el del pajar(pero con polvo completo) para mi si tiene sentido el dia de San Valentln. A ver si el Corte Ingles sigue inventándose santos para celebrar lo que sea siempre que sea como tu lo celebraste. Buenisimo este cuento me lo he leído tres veces

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  12. QUE ALGUIEN ME DIGA QUE PUEBLO DE TOLEDO ES DONDE ESTA RODOLFITO TAN AMABLE Y DISPUESTO A COMPARTIR SU PAJAR CON TODOS LOS VISITANTES.

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  13. ¡Como os lo pasais los maricones! Todos los dias de folleteo sios la hostia. Ya podian ser las tias igual de facilonas. Si fuera asi no me habia echado novia y estaria todos los dias ligandome a una nueva. Entre vosotros como solo hay mete y saca no teneis problemas de regalo de san valentin ni gilipolleces de amor. Es verdad que los que no somos maricones somos mas feos pero una vez me metio mano un tio y no le di de hastias porque tenia el doble de cuerpo que yo, pero ya supe que no era lo mio asi que a seguir con el coñazo de mi novia porque si no no tendria que seguir a pajote diario para poder concentrarme en las otras cosas de la vida.
    que que hago metido en un chat de maricones? pues tios me meti por lo de regalar a mi piva algo para san valentin. Pero bueno que yo soy liberal y tengo un primo que pierde aceite por los cuatro costados y me llevo de puta madre con e´. Que no me meto con vosotros. Y hasta os escribo y todo para que veais que soy de buen rollo.

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  14. Este escrito va dirigido al burro del mensaje anterior:mira tío tendrás muy buen rollito con los gays pero tienes que aprender mucho de ellos en primer lugar no sólo somos de mete y saca también nos enamoramos y por favor se más respetuoso con tu novia la pobre debe sufrir mucho con un burro como tú

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  15. Que bueno este cuento del pajar¡¡¡¡ Me ha parecido soberbio no solo por lo bien que esta escrito también porqué yo soy de pueblo y me ha recordado mis primeras experiencias cuando era chico. Recomiendo mucho este blog. Además esta muy bien poder comentar de forma anónima.

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