Vivencias de un gay

sábado, 15 de agosto de 2015

108. Matrimonio liberal


El miércoles vino a casa Ángel, al parecer le ha entrado una impronta cariñosa y quiso pasar la tarde conmigo. De las hamburguesas pasamos a la cama con más expectativas que otros días. Para mi grata sorpresa desde el principio noté una intensidad en sus besos apenas recordada; también sus caricias parecían más trabajadas y cuando se puso un condón y me dio la vuelta, ya no tuve dudas de su inusual actitud.

Pero apenas entró la cabecita, aquello se desinfló como un globo pinchado y, como siempre, mi boca tuvo que rematar la faena. Es evidente que por mucho ardor que ponga, no le gusta penetrar, al menos penetrarme a mí. Fatalmente mi culo no le interesa. Claro que, como yo le digo, para cumplir en un banquete al menos hay que tener hambre y él ningún día renuncia a sus pajitas, ni siquiera cuando viene a verme con la intención de hacer sexo tal como ocurrió el miércoles.

Al día siguiente se marchó a Zaragoza donde tiene una prima con la que todos los años pasa unos días. Ha ido con la zorrita Isa y también se han llevado a la novia de Jesús del que ya sé lo que le pasa.

Jesús está muy involucrado en la organización religiosa del Opus y, según me contó Ángel, tiene un guía espiritual o un mentor al que visitó el pasado lunes.

―Seguro que le ha contado todo ―me explicaba Ángel―. Este chico es un estudiante brillante, y es inteligente, pero le falta personalidad y no sabe tomar decisiones por sí mismo. Yo sé que quiere dejar esa organización, se siente presionado, sobre todo por las ideas que le inculcan tan contradictorias con su sexualidad, pero no sabe cómo afrontarlo. Me temo que le ha debido decir a este cura que lo guía sus inquietudes, sus dudas y quizás hasta sus últimas experiencias. El caso es que lo mandó a una casa que la organización tiene en Torre Ciudad cerca de Barbastro para que pase una semana de retiro y meditación sin contacto con el exterior.

―Supongo que para que le hagan un relavado de cerebro ―apostillé―.

Como ese pueblo está en Huesca cerca de Zaragoza, la idea es tratar de venirse el domingo los cuatro juntos.

Ellos siguen sus vidas a su ritmo y a mí no me queda otra que hacer lo mismo con la mía.

Sin ningún entusiasmo me comprometí a salir con Paquito. Le han hablado de un camarero muy guapo que trabaja en un local de copas nudista que hay en la calle Calatrava y que es proclive a estar con algún cliente que se lo pida con insistencia. Conozco el sitio, es como el Warms y, al igual que allí, solo acuden los desesperados de turno, donde la belleza no es, ni mucho menos, requisito indispensable.

Entré con una idea fija: como coincida con un tipo que no esté tan decrépito como es lo habitual y tenga un mínimo de interés por mí, no le voy a hacer ascos; necesito sexo duro y guarrear un poco, al menos para hartarme de mierda y poder soportar otra temporada de tonterías adolescentes y de sexo ligero que me tocará vivir cuando regresen los niños.

Efectivamente, el camarero objeto de nuestra visita estaba como un tren. Paquito se lanzó a su conquista apenas lo vio. Pero a los pocos minutos regresaba a mi lado con la frustración grabada en su rostro:
―Es verdad hace los favores que le pidas ―me susurró al oído―.
―¿Y entonces por qué ese gesto?
―Por el favor más pequeño, o sea, una simple mamada, cobra 75 euros. Luego la tarifa se dispara dependiendo de lo insólito que sea el favor que le pidas.
―A ver, pues ¿qué hacemos? ¿Nos vamos ya? ―volví a preguntar―.
―No, ya que estamos aquí, demos una vuelta, tenemos que amortizar la entrada.

El panorama no distaba mucho del habitual. El desfile de los cuerpos desnudos, mostrando tamaño quien podía y ocultando los menos dotados. Era lo de siempre. A los rincones más calientes, donde los grupos sin rostro mantenían la consabida y frenética actividad, no quise acercarme. Retorné a mi posición en la barra ya sin rastro de Paquito, perdido en la marabunta con más trajín del local.

Recuerdo lo mal que lo pasaba cuando venía al principio a este tipo de locales. Sentarse en una banqueta en la barra con el pito colgando me resultaba poco menos que incomprensible; luego me acostumbré y ya me parecía normal.

Cuando apuré el último trago de mi cerveza, apareció por la puerta una pareja de chicos cuyo aspecto descuadraba del resto de público por su buena forma física y por no superar los cincuenta años de edad.

La forma de mirarlo todo dejaba claro que no solo no eran clientes asiduos, sino que posiblemente era la primera vez que entraban en ese local. Se acomodaron a mi lado tras dedicarme una leve sonrisa de presentación. Tras pedir su copa, los vi hablar algo por lo bajito entre ellos. Confieso que me sorprendió cuando se dirigieron directamente hacia mí:
―Vos parecés desubicado aquí. Tenés pinta de aburrido y sin una copa delante. ¿Tan malo es este local?
―Bueno ―respondí con cierto azoramiento―, no es mi lugar preferido pero vine a acompañar a un amigo.
―Al menos ya sabemos de ti que eres un buen amigo. Yo soy Lucas y mi marido se llama Peter. Si nos dices tu nombre, ya nos conocemos todos.
―Sí, sí, me llamo Rafa, y estoy encantado de conoceros ―extendí mi mano para estrechársela a los dos, aunque mi mirada pugnaba por dejar de mirar el impresionante rabo que el tal Peter enarbolaba a medio camino de la erección―. Enhorabuena por ser matrimonio; no es corriente encontrar en locales de este tipo a maridos juntos.
―Ja, ja ―rio el llamado Lucas y continuó con su marcado acento argentino―. Llevamos ya unos cuantos años casados y entre nosotros hay tanta confianza como sinceridad a la hora de llevar nuestra relación. Hoy es el cumpleaños de Peter. Discúlpale su poca conversación, pero es de Minesota y el idioma español se le resiste.
―Felicidades Peter ―le dije al alto americano que me sonreía amablemente―.
―¿Vos sabés qué regalo me pidió este año? ―la pregunta de Lucas por fuerza debía responderla él mismo―. Me pidió darle una ligera variación a nuestro sexo de hoy incorporando a alguien que fuera tan simpático como tú.

No había que ser muy listo para entender que aquello era toda una invitación en regla para hacer un trío y en mi mano estaba darme ese capricho o no.
Volviendo a mirar aquel tremendo pene que cada vez parecía más excitado, sin pensármelo apenas les respondí.

―Francamente yo estaría encantado de ser esa aportación para el regalo de cumpleaños. Lo único malo es que este escenario es demasiado público y sería imposible tener exclusividad para los tres.
―¡Che, salgamos de acá y vayamos a nuestra casa! ¿Okey?
―Okey.

Nos vestimos en segundos y poco después llegamos a un piso antiguo pero acogedor, dispuestos a lo que fuera surgiendo.

Sin poderlo evitar, apenas cerramos la puerta, nos besamos Peter y yo dejando entrever mi mayor atracción por el americano. Lucas, el argentino, se puso tras de mí acariciándome la espalda. En un instante empezamos a desnudarnos; la ropa fue cayendo desordenadamente al suelo. Lucas tenía un cuerpo equilibrado, era fácil adivinar que en años anteriores sería habitual de los gimnasios, pero que en la actualidad tenía abandonado el ejercicio. Peter poseía un cuerpo mucho más musculado: su gran tamaño, sus grandes manos, todo el conjunto lo hacía ver muy varonil.

Después de observar nuestros cuerpos desnudos, pasamos a una habitación. Lucas reclamó su beso y tengo que reconocer que besaba como los ángeles. Pronto sentí la lengua de Peter jugando con mi excitado pene y a su vez busqué el falo del argentino para formar el rompecabezas completo. La gran cama se quedaba pequeña para albergar aquella larga serpiente que formaban los tres cuerpos unidos por nuestras bocas y pollas. El movimiento era constante, el orden se cambiaba en cada instante, nos enredábamos y nos volvíamos a enredar. La sensación de estar con dos hombres utilizando todas las partes de tu cuerpo era tremendamente excitante.

Peter, en un momento dado, me tomó con fuerza, me apartó ligeramente de su marido y me colocó en cuatro patas para dejar mi ano en posición asequible para inmediatamente comenzar a hacerme un anilingus de forma lenta y sabia. Apenas pude ver cómo logró colocarse el preservativo en tan grande rabo cuando ya lo sentí entrar en mi interior con las dificultades que ya esperaba. Mientras el americano se esforzaba por que su polla corriera hacia dentro y fuera con suavidad y ritmo, Lucas se colocó frente a mí para que mi boca jugara con su enarbolado pene. De nuevo Peter tomó la iniciativa y, tirando de mis caderas, me bajó de la cama permaneciendo unidos, de pie y esperando a que el marido argentino colocara con habilidad un condón en mi falo. Una vez cubierta de látex mi polla, Lucas se dio la vuelta y se abrió para mí. Con un sincronizado ritmo, en una perfecta compenetración, los tres buscábamos la consumación de tanto placer. Sin duda yo era el más afortunado, todas las partes de mi cuerpo estaban ocupadas a la vez de gozar ese momento: el centro era mi posición privilegiada. Sudando, acariciándonos sin mesura, retorciendo nuestros cuellos para besarnos, así llegamos los tres a un desmesurado orgasmo, apenas separados por pocos segundos.

Reconozco que durante toda esta sesión de sexo puro y duro me olvidé de niños y de alguna forma retorné a esa época anterior donde todo se limitaba a echar un buen polvo y regresar a casa sin urgencias sexuales pero con ese vacío que queda tras hacer simplemente sexo.

14 comentarios:

  1. Por fin un polvazo. Gracias Rafael

    ResponderEliminar
  2. Como hostias te vas a acordar de las niñas estando con dos tíos de verdad? Ese Peter debe estar buenísimo ,me lo imagino con un rabo majestuoso. Hoy me meto mi consolador más grande en su honor.

    ResponderEliminar
  3. Soy el de antes. Me das envidia por el Peter. Pero no por el argentino, no soporto a los argentinos son prepotentes,creidos,insoportables........prefiero perder el mejor polvo pero jamás estaré con un puto argentino.

    ResponderEliminar
  4. Enhorabuena por la forma tan magnifica y elegante en describir un acto sexual. Jamás había leido algo así, sin ordinariez con un lenguaje sencillo y directo estas contando un acto pornográfico con trenecito incluido. Repito mí Enhorabuena

    ResponderEliminar
  5. Primer dibujo que me gusta. Este si que es apropiado y sugerente. Con este dibujo y con un texto tan caliente, esta semana me haré al menos un par de pajotas con este blog

    ResponderEliminar
  6. HASTA AHORA VIAJANDO DESDE EL ALGARVE. NO GUSTAME TANTO COCHE Y SIN WIFI.
    SI GUSTAME QUE RAFAEL LO PASE BIEN CON GENTE MAYOR QUE YA VOLVER A VER NO HARÁ.
    NO PARECEME BIEN QUE DE TANTOS DETALLES DE SU SEXO CON LOS CASADOS. HAY COSAS INTIMAS QUE DECIR NO DEBE PORQUE AHORA MUCHA GENTE QUERRA HACER SEXO CON RAFAEL DE VERDAD O EN LA IMAGINACIÓN. YO NUNCA DIRE LO QUE CON MI PAREJA HAGA

    ResponderEliminar
  7. Te mando una buena novela nueva mia
    El amor ha llegado.
    Estaba en mi hogar y me fui a tomar algo a un bar muy bonito que esta en la callé de al lado. Entonces entró un chico guapo y con acento extranjero y nos miramos y yo ya le hable porque me di cuenta que eramos uno para el otro. Y me dijo para entrar en su casa y andamos pero poco a su piso que tenía ventanales a la calle y por detras tambien. Nos abrió la puerta un mayordomo que tenía también yme quitó el abrigo y me tocó los genitales y mi amigo también los toco. Entnces nos sacamos fuera de la bragueta todo empezamos a tener cosas sexuales. Yel mayordomo quería conmigo y mi amigo también y todo estuvo muy bien y supimos que nació un nuevo amor y no se sabe aun si continuará o no. Pero en otra novela se sabrá.
    Fin

    ResponderEliminar
  8. Este menda es la monda. Por favor que no deje de escribir "novelas buenas y nuevas" porque cada vez que lo leo me escojono de la risa

    ResponderEliminar
  9. Mi gran ilusión es hacer un trío con mi pareja. Pero solo pensar que mi chico va a ser tocado por otro me descompone. Ésta es una contradicción que no se como explicarla. Llevamos tres años juntos y nunca lo engañe pero me pone a cien imaginar escenas con dos tios,incluido mi pareja. Follamos o jugamos hasta corrernos una vez a la semana,nos va bien como pareja deseo un trio ya.

    ResponderEliminar
  10. Yo he tenido dos parejas en mi vida. Y con las dos termine cuando empezamos a practicar tríos. Y es que cuando se empiezas a plantearte incluir otro en la cama significa que la relación ha empezado a hacer agua y cualquier detalle hace explotar la situación.

    ResponderEliminar
  11. Lo único que conseguimos mi pareja y yo aquella vez que hicimos un trío fue contagiarnos con VIH. Nuestro amable colaborador en el sexo compartido se le olvido decirnos que era seropositivo. Y nosotros ante un cuerpo explendido, sano de aspecto y con el brillo y la pureza de sus 19 años, ni siquiera se nos ocurrió pensar que el niño estaba infectado. Ahora ya siempre somos tres, nosotros y la pastilla para toda la vida.

    ResponderEliminar
  12. Vivimos en Leganes. ¿Alguien sabe si hay en Madrid algún club de intercambio de parejas?
    Ya se que este canal es de gais pero ustedes saben mucho de éstas cosas es que lo conocimos este verano en Francia y nos gusto mucho a mi mujer y a mi pero aqui no conocemos nada de eso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Amigos de Legales, os paso la dirección de un club en Madrid que os puede interesar: Edén Parejas calle Londres número 12 en Madrid.
      Suerte y a divertirse

      Eliminar
  13. He llegado de casualidad a este blog y es que no comprendo cómo os puede gustar chuparle la polla a un tio o que os dejéis meter un rabo por el culo . La naturaleza no está preparada para eso. Solo de pensarlo me muero de asco. Ahora es más fácil ligar con tias que antes. Probad y vereis para lo que esta hecho el hombre.

    ResponderEliminar