Vivencias de un gay

sábado, 7 de noviembre de 2015

121. Sexo en el coche


Esta noche, de nuevo, la importada fiesta de Halloween llenará las calles madrileñas de muertos vivientes, de brujas y dráculas. Quizás sea el primer Halloween que me quede en casa. A los niños no los veré, ya me han comunicado que van juntos a una fiesta en un colegio Mayor que organizan los del curso de Ángel. Lógicamente allí tengo poco que hacer. Paquito le guarda la ausencia a su novio, que pasará el puente en su pueblo, y no va a salir. La opción de ver una serie americana en casa es la más apetecible.

Aunque no niego que echaré en falta salir, son buenos recuerdos los que tengo de estas celebraciones. Sin ir más lejos, la del año pasado que todos conocéis con aquel enmascarado anónimo. Y navegando más en el tiempo, una fiesta de hace seis años que también recuerdo con agrado.

Por entonces, yo salía con un grupo de amigos que el tiempo disolvió y, entre ellos, un muchacho que tenía una gran casa en las afueras de Madrid, organizó una velada de Halloween llamada por entonces: fiesta de máscaras.

Apenas recuerdo los disfraces y tampoco el desarrollo de la fiesta; los buenos recuerdos comienzan al final de la celebración. Cerca de la madrugada ya tenía ganas de dar por terminado el evento, pero aquel con el que llegué se perdió en alguna habitación con un hombre lobo y no parecía tener visos de que apareciera pronto.

Uno de los chicos que no conocíamos y cuyo trato durante la noche me pareció agradable avisó de que se marchaba a Madrid por si alguien quería aprovechar el viaje en su coche. Era uno de los chicos más altos entre los asistentes, de pelo castaño, ojos grandes color de miel y un bigote poblado que dejaba caer por encima de la comisura de unos labios carnosos propicios para imaginar bonitos besos. Tenía un cuerpo equilibrado, ni flaco, ni fuerte, ni grueso, pero en el que resaltaba una bonita camisa de leñador que bien podía ser parte de su disfraz o su atuendo propio. Me pareció la ocasión ideal y me apunté como único pasajero.

En el trayecto me recordó su nombre: Marcos. Contó que vivía con sus padres y mencionó que nosotros dos éramos de los pocos que no habíamos encontrado compañero para culminar la noche sexualmente. A la tercera vez que pasó su mano de la palanca de cambios a mi pierna, entendí que ese gesto quería decir algo más que darle énfasis a su conversación. El calor de su mano sobre mi pantalón, la presencia cercana irradiando sensualidad del conductor y la sensación de que los dos estábamos excitados me hizo albergar esperanzas de que la noche tomara un cariz imprevisto y goloso.

Por entonces tenía a mi hermano como huésped en mi casa y me atreví a comentarle:
―Pues es una lástima que tú tengas a tus padres en casa y yo a mi hermano, si no, podríamos haber alargado la fiesta en cualquiera de nuestras casas.
―Tienes razón ―respondió― porque yo estoy caliente... je, je, je.

Súbitamente frenó un poco el coche y abandonó la carretera principal, adentrándose en una de tercer orden.

―Tengo una idea ―dijo―. Tú, Rafael, déjate llevar.

Tras rodar por la carretera comarcal, se desvió por un camino rural hasta llegar a una tapia que resultó ser del cementerio de un pueblo cercano. Ningún escenario mejor para una noche de Halloween. En un lugar tan sombrío, misterioso y oscuro, nuestros cuerpos se deseaban.

Cuando paró el motor y apagó las luces el silencio y la oscuridad eran impresionantes. Pronto sentí una mano buscando mi nuca y la otra mi bragueta. De la nuca tiró hasta juntarnos en un apasionado y largo beso. La mano de la bragueta tuvo más trabajo para dejarme, ya tenía tanto el pantalón como el bóxer en las rodillas, mientras acariciaba con maestría mi pene y mis testículos recién liberados. Al tratar de agacharse para sustituir la mano por su boca, noté que tenía dificultades por la intromisión entre él y yo de la palanca de cambios y el volante.

―Ven, pasemos a los asientos traseros, estaremos más cómodos.

Me subí apenas los pantalones y abandoné el coche. Cuando abrí la puerta trasera y me senté en el asiento para meter las piernas, Marcos apareció frente a mi diciéndome:
―Espera, quédate ahí un momento.

Sentado en el asiento con los pies en la tierra del camino y la puerta abierta, pude observar cómo Marcos se desabrochaba el cinto, bajaba la cremallera de su bragueta y sacaba un pene erecto, rotundo, que quedó demasiado en frente de mi boca como para no tener dudas de lo que tenía que hacer. Sin dudarlo, tomé su espléndida polla entre mis labios y comencé a saborearla mientras entraba y salía rítmicamente de mi boca. Me sujetó la cabeza en más de una ocasión para no llegar al orgasmo. Notaba ese rabo duro como el acero y palpitante llenando mi boca de líquido preseminal que la hacía aún más jugosa y apetecible. Tras saborear su polla, se arrodilló y buscó mi rabo. El cosquilleo de su bigote me producía un gran gusto y placer. Poco después me puse de pie fuera del auto y nos fundimos en un intenso abrazo, apagando nuestros jadeos con un tórrido y profundo beso. De pronto se despegó de mí, buscó algo dentro del bolsillo de su caído pantalón y, tomándome de la mano, me dijo:
―Sígueme.

La idea de alejarnos del coche recordando el lúgubre lugar donde estábamos estacionados no me pareció atrayente. Notó mi rigidez cuando tiraba de mi mano. Me susurró al oído:
―Ven, no tengas miedo, aquí no nos pasará nada.

Sujetándonos los pantalones y muy excitados, me llevó hasta la parte de atrás del coche. El silencio y la oscuridad se unieron a un suave viento que apenas nos molestó. Apoyado en el cristal trasero de la berlina, restregué mi cuerpo sobre él para que notara la excitación que mantenía, buscó mi empalmada polla bajándome de nuevo los pantalones y subiendo mi camisa y sudadera por encima de mi ombligo. Mientras me colocaba el condón que encontró en su bolsillo, y con los dedos untados de abundante saliva, empezó a acariciarse su agujero con suavidad y eficiencia. Al cabo de unos minutos yo lo que deseaba con impaciencia era sentirme dentro de aquel varonil cuerpo. Como un hierro ardiente fue entrando poco a poco mi verga tiesa hasta que noté el pubis pegado a sus nalgas. Cuando empecé a cabalgar sobre él, agarró mis nalgas con sus manos empujando hacia sí mismo, mientras yo besaba su cuello y metía la lengua en su oreja. Creí no poder ahogar el grito de placer que pugnaba por salir de mi garganta. Pero fue su ronco y largo quejido que acompañó a su orgasmo lo que retumbó en la tapia del solitario cementerio. Dos minutos después mi semen se expandía por el parachoques trasero, dejándonos sumidos en una jadeante relajación hasta llegar al silencio total.

Fue entonces cuando creí escuchar unos sonidos sin identificar al otro lado de la tapia. Sin esperar confirmación, salté al interior del coche casi gritándole a mi apasionado compañero:
―¡Larguémonos! ¡Corre! ¡Sácame pronto de aquí!

A los poco segundos abandonábamos el lugar sin mirar atrás. Cuando al llegar a la carretera comarcal nos percibimos de que ambos seguíamos con la ropa sin acomodar, nos dio por reír, no sé si por lo atípico de nuestro aspecto o por los nervios de la huida, ante un inexistente peligro. Paramos para terminar de vestirnos y entre risas y buen ambiente llegamos a Madrid. Me dijo que en la fiesta ya quería que pasara esto.

Cuando me dejó en mi portal de madrugada, aún pude ver un impactante personaje huyendo de la luz del día. Tenía medio rostro quemado, la órbita de ese ojo fuera del cuenco y los sanguinolentos tendones al descubierto por la desaparecida piel de la mandíbula. La otra mitad del rostro dejaba ver un elegante y guapo caballero de larga y lacia melena, cubriéndose con una preciosa capa de fieltro negro y forro rojo, cuya amplia capucha no escondía nada del impresionante espectáculo.

Acababa de pasar una sabrosa y extraña boche de Halloween que hoy me ha gustado mucho recordar.

14 comentarios:

  1. FACIL HA SIDO RAFAEL PARA EL SEXO SIEMPRE POR LO QUE ME CUENTAS.
    EN MI PUEBLO ALGUNAS PAREJAS MAS NO DE GAYS, EN EL COCHE HACEN SIEMPRE EL SEXO, SI QUIERES LOS PUEDES VER PERO YO NUNCA HE MIRADO. NO GUSTAME VER MUJERES DESNUDAS.
    GUSTARIAME IR A ESAS FIESTAS CUANDO VAYA A VIVIR A MADRID PERO AUN FALTA MUCHO PARA ESO. ES CUANDO TERMINE DE ESTUDIAR MAIS CREO QUE ESTE AÑO REPETIR DEBERE.

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  2. Gracias por recordarme mis años de soltero en el coche

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  3. Que huevos tenéis para ponerse a follar en ese lugar. Lo haceis para dar envidia a los muertos. A mi seguro que no se me empalma

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    1. Ja ja yo stoy tan nesesitado que me lo montaria asta con un muerto. Hoy salgo y despes de leer este polvazo voy salidisimo al primer tio q me mire me lanzo a la yugular

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  4. Cautivadora historia y con estos incisos tan magníficamente contados a pesar del alto contenido sexual. La precision en las descripciones muestran un buen escritor detras de este popular blog. Gracias por este legado que nos regalan cada fin de semana. Desde Valladolid un saludo.

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  5. Estoy de acuerdo. Sabed que este blog me ha devuelto el gusto por la lectura que habia abandonadp hace mucho tiempo

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  6. Tengo una novela nueva para que la leais.
    titulo: La Noche magica
    Era otoño y las hojas ya se estaban cayendo de los arboles y hacia frio pero no mucho. Yo estaba por un camino y entonces llego el. Venia dentro de un coche lujoso de color marron con ruedas deportivas, Entonces se paro a mi lado y me pregunto por un pueblo y yo le dije por donde se podia ir alli. Nos miramos a los ojos y nos dimos cuenta que podiamos enamorarnos porque su sonrisa me gustaba mucho y fui yo y tambien le sonrei y note que le gustaba mucho. Me cogio de la mano y me dijo que subiera al coche para ir con el a su pueblo que me pregunto. Y dentro surgio cupido y nos abrazamos con bastante fuerza. Pero yo no quise seguir porque le dije que fueramos a otro camino de piedras que no pasaba gente. Y entonces alli parados hicimos mucho rato de amor con su cuerpo y con el mio a la vez. Todo fue con silencio y sin luz pero muy romantico y los dos tuvimos el gusto a la vez porque ya estabamos enamorados.Y luego ya nos despedimos besandonos pero en los labios y con la lengua tambien. Y se marcho en la oscuridad y nunca lo volvere a ver pero quedamos enamorados. Fin

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    1. Que bodrio de novela, por favor a este tio no le dejeis que escriba , ensucia los buenos escritos del blog, o tambien parece una tomadura de pelo a todos los que seguimos Vivencias. Creo que es alguien con idea de fastidiar o un personaje con sus facultades mentales disminuidas. A mi me pone de mala leche cada vez que le da por escribir la cagadita correspondiente.
      Aparte de esto genial en relato de hoy, te superas cada vez.

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    2. Es muy malo todo lo que dice este señor de mi novela. Que sepa que tengo muchos seguidores que le gustan y no tiene porque insultarme y tirar por tierra mi obra. Yo no me meto con nadie y puede que lo del blog sea bonito tambien como mi novela entonces a unos les gusta una y a otros otras y algunos las dos.
      Señor dueño del blog si no le gustan mis novelas me lo diga y dejo de regalarselas y se las dare a otro blog que me lo agradeceran y si no me dice nada pues seguire colaborando con usted

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  7. Jaja tio sigue escribiendo tus novelas . Yo me parto de lo malas que son

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  8. Cuando yo era joven los coches eran el unico lugar que teníamos como espacio privado para tener relaciones sexuales. Era muy importante que tuviera asientos reclinables y el vaho en los cristales era la cortina que aseguraba la intimidad. Eramos jovenes y flexibles dos circunstancias obligatorias para llevar a cabo menesteres tan gratos como dificiles.

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  9. Cuando yo empece con el sexo homosexual fue en el cine Carretas tocandonos las pollas mientras mirabamos la pantalla y con la oscuridad de la sala como aliada. También en el coche y en la oscuridad de la noche me iba bien. Mi problema es que no me gusta ver las pollas que toco, si las veo me dan asco y soy incapaz de seguir. Ahora mis escenarios son los cuartos oscuros de clubs y de saunas, pero cada vez hay menos de estos cuertos. Jamas he podido hacer nada a plena luz, y la cama me resulta un territorio hostil. Hace diez años tuve una pareja que accedió a quedarnos a oscuras siempre que teniamos que hacer algo. Pero un dia me traicionó y dió la luz en medio del acto, Le tomé tanto asco a sus genitales despues de verlos que ya no pudimos hacer nunca nada más y terminamos por separarnos.Ver los penes en foto o en peliculas no me importa pero verlos en la realidad, tan brillantes, tan humedos a veces, con segregaciones , con diminutos granitos, no lo puedo soportar.

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  10. Yo tire muchos polvos en el campo santo de Concentaina el pueblo donde vivia. Pero no en un coche sino encima de alguna lapida que antes limpiabamos. Arrivabamos en la lambreta el camposanto estaba abierto y era un sitio muy seguro

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  11. Que pasa con Angel y Jesus, hace mucho que no nos cuentas nada de estos niños pijos, a mi me ponen estos chavales, me dan morbillo, pero no te mosquees por que diga esto, ya se que tu andas coladito por ellos pero creo que no eres celoso.

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