Vivencias de un gay

sábado, 26 de diciembre de 2015

128. Las tentaciones de Jesús


El lunes lo llamé. No me gustó la forma en que nos despedimos y entendí que el muchacho no debía estar bien. Tres veces lo tuve que intentar porque en las dos primeras no se encontraba dispuesto y me relegó para más tarde. Al fin sobre las ocho de la tarde y con Jesús refugiado, según me explicó, en un rincón del jardín de su casa, pudimos charlar.

―Sé que no me porté muy bien el sábado―me decía―. Debería haberme quedado más tiempo contigo, pero me sentía realmente mal.
―¿Sigues arrepentido de lo que hicimos?
―Arrepentido, arrepentido... no. Pero no estoy contento de cómo fueron las cosas. No por tu culpa precisamente, tranquilízate; tú te portaste maravillosamente y agradezco tu cariño, tu paciencia y tu entrega. Soy yo el que no sirvo para hacer sexo. En realidad no me gusta hacer sexo, mi cabeza se revela ante una actividad que mi conciencia califica de sucia y denigrante. Y no creas que es porque lo nuestro fue un acto contra natura: con Begoña me pasaba lo mismo y entonces yo creía que era por ser homosexual.
―¿Y con Ángel también tenías cargo de conciencia? ―le pregunté con la esperanza de poder relacionar sentimientos con sexo―.
―Con él menos, pero porque nunca hubo penetración. Con él es más un juego juvenil, un acto de camaradería; él sabe darle un tono más deportivo y, aunque el placer final es similar, mi conciencia no me mortifica como cuando se trata de una penetración posesiva que, teóricamente, solo está justificada por la necesidad biológica de procrear.
―Pero, Jesús, eso que dices ya no lo defiende ni la religión.
―Olvídate de la religión. Lo que siento es propio de mi ser, sin necesidad de que nadie me lo imponga. Ya sé que las normas cristianas amparan, hoy día, las relaciones dentro del matrimonio sin ánimo exclusivo de engendrar, pero te aseguro que aunque estuviera casado, yo sentiría lo mismo. Penetrar a otra persona me resulta un acto demasiado sucio y salvaje por mi parte y humillante para la otra persona. Y el leve y efímero placer que eso proporciona no creo que sea lo suficientemente importante como para que lo justifique.
―¿Humillante para la otra persona? ¿Eso es lo que piensas que sentimos quienes nos entregamos a una persona a la que queremos? Jesús, o estás muy equivocado o no sabes lo que dices. Eres muy injusto, primero, contigo mismo y, luego, con los demás.
―No te enfades, Rafa. Te juro que te aprecio mucho, admiro tu bondad y no me importan tus debilidades. Lo que te voy a decir ahora me gustaría que no te lo tomases a mal, piensa que eres el único amigo que me puede ayudar en estos temas tan delicados. El sábado acudí a tu casa con la idea fija de poseerte, sabía que tú estabas predispuesto a dejarme actuar así. Necesitaba hacerlo, no por el mero placer sexual que, aunque con la levedad propia del acto, también lo tuve, sino por probar mi conciencia, por ver cómo me sentía después conmigo mismo.
―¿Y...?
―Bueno, ya viste cómo me encontraba. Si con una persona tan cariñosa como tú a la que, te juro, aprecio mucho, la cosa no funcionó...
―Probablemente fuimos demasiado deprisa ―no era una excusa, realmente creo que nos lanzamos un poco precipitadamente―.
―Tienes razón, pero así es como yo quería que sucediese. Por favor, Rafa, no te sientas manipulado y, si lo sientes, te pido perdón, pero esa noche era para mí una prueba importante. Dependiendo del resultado, hubiéramos tenido tiempo para tantas cosas o para ninguna.
―No te entiendo, Jesús, ¿qué es lo que me quieres decir?
―No quise que fuera excesivamente bonito en un principio, sin saber cómo me sentiría al final. Soy consciente de que apenas te presté la atención que mereces; sabía que tú albergabas otras perspectivas, algo menos directo. Pensé que era mejor que nuestro deseo fuese primordialmente sexual. Otros deseos y sentimientos son más difíciles de renunciar en el caso de que las cosas no salgan bien, como ha ocurrido.
―Pero yo sigo pensando que lo pasamos bien los dos ―insistí recordando su excitación y esa expresión de placer en su rostro que se ha quedado grabada en mi retina―.
―Claro, ese es mi problema: cuando pasan muchos días, mi cuerpo me obsesiona con sus requerimientos de tan exiguo placer. Incluso hace que me olvide de las espantosas consecuencias posteriores.
―¿Tan mal lo pasas?
―Sí, Rafa. No te puedes imaginar la sensación de angustia que siento; llega hasta tal punto que, incluso, me aprisiona el pecho, casi no me deja ni respirar, noto dolor en todo el cuerpo, me siento tan gusano que solo llorar me apetece. Y contigo, debo decirte, que fue mejor de lo temido. Es la vez que más he tardado en notar los primeros síntomas, con Begoña siempre tenía que acudir inmediatamente al baño a vomitar. Ella siempre lo achacaba a un corte de digestión, pobrecita.

No quise dejar de mencionar la presencia de Ángel como desencadenante del malestar de Jesús. Recuerdo que hasta ese momento estuvo bien, al menos aparentemente:
―Creo que la llegada de Ángel te rompió un tanto los esquemas y provocó que se nos cortara una noche que pudo terminar mejor.
―Ya sabes mis sentimientos por Ángel. Yo lo quiero y me hace sufrir comprobar su negativa forma de ser. Sé que se aburre saliendo solo con su novia. Seguramente sospechaba que estábamos juntos y, egoístamente, no le importó dañarnos la noche con tal de que él pudiera pasarlo bien. No es buena persona y eso me decepciona por mucho que a veces se muestre muy cariñoso conmigo. Pero eso no tiene nada que ver con lo que hemos hablando anteriormente.

No sabía qué decirle. Si todo lo que me estaba contando era verdad, este muchacho es carne de psiquiatra. Cualquier esperanza de futuro se estaba derrumbando; no obstante, yo quiero ayudarlo en lo que pueda. Jesús me gusta, no solo físicamente, pero es una persona con demasiadas complicaciones.

―Siento mucho todo eso que te pasa, Jesús, y me gustaría que siguieses contando conmigo para lo que necesites. Yo, afortunadamente, no tengo ningún problema y te juro que el sábado estuve estupendamente contigo.
―¡Pero si ni siquiera tuviste el pequeño premio del orgasmo! ―me interrumpió el muchacho demostrándome que él también tenía muy grabada en su cabeza la película del sábado―.
―Bueno, eso no me importó ―le respondí, añadiendo en un inconsciente y, seguramente, inoportuno comentario―. ¡Quizás la próxima vez…!
―Rafa, sabes que te aprecio mucho, quiero contar contigo para fomentar una amistad importante entre tú y yo, pero los encuentros sexuales será mejor que los olvidemos.
―¿Te das cuenta de la edad que tienes y que tu cuerpo no te va a dejar en paz?
―Si, ya sé, pero tengo métodos para superar esas urgencias. De todas formas, solo os tengo a ti y a Ángel, no únicamente como amigos, también por si surgen momentos de flaqueza...

Algo es algo, pero nada ilusionante, desde luego. Ayer martes llamé a Fabio; su teléfono no estaba operativo, aunque, pensándolo bien, creo que mi cuerpo tampoco está operativo.

9 comentarios:

  1. Qie tio tan raro el Jesús, lo que le pasa es que esta poseido por el demonio ja ja

    ResponderEliminar
  2. Hasta los.niñatos te manipulan tio escribiendo eres cojonudo pero en la vida te toman el pelo hasta estos pijos que solo te proporcionan ilusiones que luego se vuelven chascos de impresión

    ResponderEliminar
  3. De donde ha salido este chico Jesús? Parece que hubiera estado congelado desde los años cincuenta y revivió ahora.
    Cuando dice que follar solo es licito para procrear me recuerda que eso mismo me lo decia el cura de mi pueblo cuando yo era adolescente..

    ResponderEliminar
  4. Jesus metete a cura. Creo que es lo tuyo. Y además en el seminario puedes follar sin parar.

    ResponderEliminar
  5. Que casualidad, a mi tambien me decia el cura de mi parroquia que copular solo era bien visto por Dios cuando se hacia con la intención de engendrar un hijo. Lo que no me decía es como veía Dios lo de meterme mano al paquete mientras me confesaba en la sacristia cerrada previamente. Reconozco que a mi me encantaban sus manipulaciones y que le pedia confesión siempre que podía, `pero con el tiempo el recuerdo de aquel promiscuo cura se ha emponzoñado al ver la doble doctrina que predicaba y que practicaba. Cuando mis padres se mudaron de ciudad empecé la busqueda de un nuevo cura que me aliviara y cuya búsqueda se ha prolongado hasta nuestros días. Curas ya no encuentro, cuarenta años después tengo que conformarme con los niñatos de las redes sexuales que se ofrecen por cientos y son los únicos que se entregan con generosidad.

    ResponderEliminar
  6. Ya estamos metiendonos con los curas, joder tios dejadlos en paz, conozco uno que es muy hetero, se ha follado a todas las señoras de la parroquia y la pena es que no le van los tios. Es un buen cura y lo pasaria muy mal en el seminario

    ResponderEliminar
  7. Que pena tener un tio solo para cuando él tenga momentos de flaqueza. Y encima un tio que te encanta, aunque eso es algo al menos.
    Yo tenia un amigo que se las daba de hetero y de tarde en tarde, cuando me quedaba en su casa a dormir, empezabamos con el jueguecito de las peleas y como sin querer nos agarrabamos la polla por encima del pantalon del pijama y cuando estabamos los dos superempalmados nos la sacabamos y era el momento comparaciones. Luego iniciabamos una paja cada uno con la suya, alguno de los dos proponiamos ver que se sentia con la polla del otro (siempre era el mismo rito)y acababamos meneandonosla el uno al otro hasta la eyaculación. Era limpiarnos y se olvidaba inmediatamente de todo lo ocurrido, y además se ponia de mala leche conmigo y estabamos unos dias medio enfadados hasta que pasaba otra vez el tiempo y volviamos a quedarnos a estudiar en su casa y luego a dormir con la paja mutua por medio.
    Hace mucho que ya no le veo pero se que se casó y a mi me evita. Gente extraña que vive en contra de sus deseos, lo mismo que le pasa a Jesús, personas que yo dudo mucho sean felices. Estoy casi seguro que aquellas pajas siguen alimentando la mente de este chico al igual que a mi su recuerdo me sigue sirviendo para mis masturbaciones en época de sequía que es casi siempre.Enhorabuena por el blog y feliz Navidad

    ResponderEliminar
  8. ESTUVE EN CASA DE MI ABUELO EN LA MONTAÑA. CASTIGADO ESTOY POR LAS MALAS NOTAS QUE DIERONME LOS PROFESORES EN EL INSTI. NO DEJARONME QUE LLEVARA EL ORDENADOR NI LA TABLET. GUSTAME LA FORMA DE SER DE JESUS SABE QUE PARA RAFAEL NO ES Y ADMITELO CON BUENA FE. AL HACER SEXO CON SU AMIGO ANGEL NO SIENTESE MAL PORQUE ESE SI ES SU PAREJA PARA EL FUTURO. RAFAEL COMPRENDERLO DEBERIA Y DEJARLOS QUE ELLOS SEAN FELICES SIN ACOSTARSE CON ELLOS. GUSTAME LA NAVIDAD SOLO POR VER A MI ABUELO AUNQUE NO HABLA CASI NADA, PERO POR LO DEMAS NO LA SOPORTO ES TIEMPO DE NOTAR LA FALTA DE QUIEN CARIÑO TE DEBIA DAR PARA COMPENSAR LA FRIALDAD DE MI PADRE.

    ResponderEliminar
  9. El titulo es muy ambiguo, esta claramente jugando con las connotaciones del pasaje de la Biblia y conjuga con la personalidad religiosa del Jesús del blog. Aquel Jesús cambió La Magdalena por San Juan y este ha cambiado La Begoña por San Rafael. Vidas paralelas.

    ResponderEliminar