Vivencias de un gay

miércoles, 17 de diciembre de 2014

71. ¿Víctima o verdugo?


¿Cuánto aguantaré en esta situación? No sé. Saber que el chico que debería estar junto a ti está en la cama con una tía no me parece que sea muy normal tenerlo que aceptar y si eso me produce una paranoia, creo que es lo menos grave que me puede pasar.

Anoche regresó de Sevilla; me contaba Ángel que todo había sido un coñazo y lo puso como un deber penoso que cumplir, pero yo no pude aguantarme y le pregunté:
―¿Ha estado también Isa?
―Sí, a ella también la he tenido que aguantar. Cada día está más insoportable, no sé hasta cuándo podremos mantener esta situación.
―Y... ¿te has acostado con ella?
―¡Claro que no, tonto! ¡Por eso está tan inaguantable! Ja, ja, ja...

Para el niño mi angustia es cosa de risa, él no le da ninguna importancia al hecho de que viaje con su novia mientras su novio se queda en casita exprimiéndose el coco. Cada vez me doy más cuenta de que no estoy preparado para una situación así. Encima, ahora tiene los exámenes en puertas y no me promete nada para vernos en estos días, me contenta con la imprecisa promesa de tratar de escaparse alguna tarde y el conformista de Rafa se tiene que aguantar y aceptarlo todo según le convenga al niño. Y es que ya me lo decía mi madre: «quien con niños se acuesta cagado se levanta».

De verdad que yo lo quiero mucho, pero en las actuales circunstancias no puedo por menos que preguntarme: «¿qué hago yo con un niño en mi vida?». Si yo siempre he querido un hombre, pero un hombre hecho y derecho, de los de verdad, de esos que te manejan y te sientes divinamente siendo manejado, de los que cuando estás con ellos en la cama te hacen sacar fuera la mujer que todos llevamos dentro.

Ando un poco desencantado, pero lo malo es que cuando lo tengo frente a mí se me pasan todos estos malos rollos y soy incapaz de ponerle mala cara; en realidad, me desahogo en el blog y él se libra de mi ira. Claro que lo peor ocurrió en el fin de semana. El viernes por la noche me quedé en casa con la esperanza de que viniera el niño. A las nueve me llamó para decirme que estaba en casa de un compañero trabajando. No sé por qué no me mosqueé, le creí porque su tono siempre me tranquiliza ―ya he dicho que cuando hablamos se me olvidan todas las cosas que con anterioridad me entreno para decirle y le doy la razón como un tontito sin más―. Tan solo unos minutos después lo llamé para preguntarle si el sábado teníamos alguna posibilidad de vernos, pero ya no me cogió el teléfono. Mis cinco o seis tentativas posteriores corrieron la misma suerte; reconozco que en lo único que pensé fue en las puñeteras baterías que siempre se terminan en el momento menos oportuno.

El sábado fui a comer a casa del matrimonio que tiene el hijo de 14 años gay. Me pidieron que fuese, pero sin el compromiso de tener que hablar con el crío de nada referente a su sexualidad. Si hubiera encontrado una excusa convincente como para no herir la sensibilidad de estos despistados padres, jamás habría aparecido por su casa, pero me sentí pillado y no supe reaccionar. El niño es gay como la copa de un pino, pocas niñas de su edad son tan bonitas. Sus formas y sus maneras resultan absolutamente afeminadas; a mí sus gestos e, incluso sus palabras, me recordaban a alguien y cuando al final del segundo plato me dijo que su serie de TV preferida era Aída, supe inmediatamente donde lo había visto antes. Este crío imita totalmente al adolescente gay de esa serie que pasan los domingos y que siempre me ha parecido insultante y ofensiva para los gais por su exagerada caricaturización. No pude por menos que decirle al crío que en esa serie todos los personajes son premeditadamente exagerados para provocar las risas del espectador y que no se pueden considerar válidos como reflejo de la vida real y mucho menos tomarlos como modelos. El niño me miró de una forma que no dejaba lugar a dudas, no me había entendido nada y, por si acaso, no estaba de acuerdo conmigo.

En el postre me llamó Ángel diciéndome que estaba en la puerta de mi casa. Imaginaos la rabia que me dio, no podía huir de allí inmediatamente y dudaba que el niño tuviera mucho tiempo para esperarme. Por suerte el matrimonio se dio cuenta de que esa llamada había cambiado mi actitud y me animaron a marcharme con la promesa de volver otro día. Las dos cosas hice: la promesa y largarme de allí inmediatamente.

Cuando vi a Ángel esperándome en el portal, de pronto el sábado fue sábado y el día se convirtió en importante. Una vez arriba y tras los primeros besos le pregunté qué tal le fue el día anterior en casa de su compañero de estudios. Se lo pregunté solo por iniciar una conversación, sin ninguna doble intención, pero su reacción fue inequívoca; se puso totalmente rojo de los pies a la cabeza, apenas le salían las palabras de la boca para decir un «bien, bien» apresurado y nada convincente. Lo miré fijamente, enseguida me di cuenta de que algo había pasado y comencé a preocuparme; no pudo sostener mi mirada, se dio la vuelta y cara a la ventana con un hilo de voz me dijo:
―Bueno, vale, no estuve con ningún compañero, ¿cómo lo has sabido?

El que se quedó sin voz en ese momento fui yo. Mi silencio resultó más eficaz que cualquier cosa que yo hubiera dicho, y obligó al niño a contarme la realidad de su viernes.

―Estuve con el profesor de mi facultad que tú viste en la sauna. Ya llevaba varios días hablándome y ayer por la mañana me pidió que nos viéramos después. Aún no sé porqué acepté, te juro que ese señor no me atrae nada en absoluto y ahora tras lo sucedido ayer, mucho menos. Pero el caso es que nos encontramos y me llevó a un hotel como si fuera una puta cualquiera. No recuerdo haberlo pasado tan mal en la vida, me sentí asqueroso y enfermo mientras esperaba en la recepción del hotel a que el profesor recogiera la llave de la habitación. Cuando entré, te juro que me sentía el ser más sucio que podía imaginar, me daba auténtico asco de mí mismo y veía al profesor como el monstruo más indeseable del mundo. Cuando empezó a desnudarse sin apenas hablar nada más que para decirme que yo hiciera lo mismo, me dieron ganas de salir corriendo, pero no tuve los cojones suficientes para hacerlo y me quedé en aquella terrible habitación.

Cuando el niño iba a comenzar con los detalles le pedí que se callara, aquello era muy doloroso de escuchar. Me senté en la cama y tuve que sujetarme la cabeza con las dos manos de lo jodido que estaba. El niño no solo me había puesto los cuernos (y esta vez con un tío), sino que también pretendía contármelo al detalle para tranquilizar su conciencia.

―¿Quieres que me marche? ―me preguntó ante mi mantenido mutismo―.

Su pregunta me sacó de mi ensimismamiento y por su tono y su expresión comprendí que él también lo estaba pasando muy mal.

―No, quédate, y si contándomelo te vas a sentir mejor, puedes continuar con los detalles.

Sus palabras las recuerdo como en una nebulosa, pero de todo lo que me contó, trascribo lo que recuerdo más o menos como me lo dijo:
―Ni siquiera nos duchamos. Tenía el profesor una polla doblada exageradamente hacía abajo que más parecía un gancho, con el glande cubierto y cuando se tiró de la piel para que se la chupara me dio un mal olor a orina que no sé cómo pude soportar la náusea. Todo aquello era algo surrealista: el hotel, el profesor desnudo ante mí como un animal salido y sudoroso, nada que ver con aquel simpático tipo de la facultad y yo tratando de evitar bajarme los calzoncillos. No estaba ni empalmado y tú sabes con la facilidad que me empalmo, para que te hagas una idea de lo mal que lo estaba pasando. Cuanto más me la tocaba ese tipo asqueroso más se me bajaba; encima, el teléfono sonando cada cinco minutos y el profesor diciéndome que no lo atendiera. Únicamente cuando me la mamó y solo por una reacción puramente animal, me empalmé y me corrí. Te aseguro, Rafa, que los peores momentos sexuales que he vivido en mi existencia fueron aquellos en los que me vi obligado a masturbar al profesor sin darme ni siquiera la opción de limpiarme mi corrida. Su semen fue una verdadera liberación para mí. Apenas hablamos en el viaje de regreso; tan solo él, dándose cuenta de lo desastroso que había resultado el polvo, trataba de convencerme de que las primeras veces no salen bien, pero que las próximas mejoraran. Te juro, Rafa, que en esos momentos yo únicamente pensaba en ti y hasta este momento en que te lo estoy contando he tenido el corazón encogido por el disgusto de haber cometido tan tremendo error.

Hubo un momento en que la rabia me dominaba por lo que estaba escuchando, pero poco apoco lo que de verdad sentí era pena por lo mal que lo tuvo que pasar mi niño. Está claro que ese profesor cabrón se aprovechó de su posición dominante ante un alumno que sin experiencia en esta vida no supo decirle que no y ponerle en su sitio. Lo correcto sería denunciarlo inmediatamente, pero en el entorno de Ángel eso es inimaginable.

Me parece que el niño es más víctima que otra cosa; no me gusta lo que ha pasado, pero, excepto el hecho concreto de aceptar irse con ese tipo al hotel con la consiguiente dificultad de negarse desde su posición de alumno, el resto se ve que es como una violación en toda regla. Por otra parte, la mentira alevosa de ayer la estaba purgando con esta confesión y, lo que es más definitivo: cuando me pidió perdón tenía los ojos húmedos y esto me impresionó.

Estuvimos hasta las nueve que me dejó en Moncloa mientras él se volvía para su casa. No tuvimos sexo porque ambos estábamos muy impresionados por lo sucedido; me dijo que no le apetecía tener sexo, que le recordara la noche anterior y yo lo comprendo.

13 comentarios:

  1. que no se haga el inocente o la víctima este niño es un putón se fue con el profe porque quería follar** ahora que se atienda a las consecuencias mandarlo a la mierda

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  2. Ya conocemos a este personaje : un cabron que ya va siendo infiel y apenas están comenzando la relación. Vaya porvenir golfo que le espera a este puntillo. Y ahora le echará la culpa al profesor. ¿a que pensaba que iba a un hotel a rezar un rosario? Dale puerta cuanto antes

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  3. Un abuso? Vaya titulo gilipoyas. Eso se llama sacar los pies del plato o ponerte los cuernos. Y confeso porque se vio pillado sino ni te enteras. A saber cuantos hoteles habrá pisado

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  4. víctima unos cojones es verdugo y bien verdugo un espabilao que le tiene al pobre maduro tonto

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  5. Todos los comentaristas han desplegado sus iras contra el muchacho por algo que es seguro habrán hecho la mayoría. Todos tiran la primera piedra aunque no estén libres de pecado. Hay que entender la situación del muchacho, todos sabemos lo difícil que es sustraerse al poder de un maestro, la influencia que puede ejercer un catedrático, que puede ser incluso admirado en el entorno, sobre un alumno que añade a esa condición la de la juventud, es muy importante y en este caso ha sido decisiva.Mi veredicto es que el chico es una víctima del poder dominante que un profesor puede inferir a un ser por debajo de su rango como puede ser un alumno. Su confesión de que incluso llegó al orgasmo por la felación demuestra su buena fe al contárselo todo a su pareja, algo que podía haber evitado si la mala intención fuese la generadora del encuentro. Si somos capaces de creer en este orgasmo , no veo porque no creer igualmente en las sensaciones negativas que confesó haber sentido en el desagradable encuentro. Se que para una persona enamorada es muy difícil aceptar un hecho tan doloroso como comprobar que tu sujeto amado ha sido capaz de romper el vinculo sagrado de una pareja. El protagonista demuestra una entereza excepcional al tratar de justificar el despropósito. Aún reconociendo que a partir de ahora su relación ya no será la misma, soy partidario de que le debe dar una oportunidad más, sobretodo por la diferencia de rangos entre el profesor y el alumno.

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  6. CON SU NOVIA ANGEL VIAJA . MIENTE CREO POR DECIR QUE NO DURMIO CON ELLA. ESTUDIAR CON SU COMPAÑERO TAMPOCO HACE. MENTIR VUELVE HA HACER. YO NUNCA ME IRIA A UN HOTEL CON UN PROFESOR QUE MI PAREJA NO ES. SI A PIPI HUELE DUCHARSE DEBERIA HACER PRIMERO. COCHINO ES EL PROFESOR. A MI PAREJA SOLO TOCARE Y NO GUSTAME QUE ANGEL SIEMPRE SUFRIR HACE A RAFAEL

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  7. Que poder tienen los sentimientos. Aquí tenemos un personaje que por su culpa aparece como una auténtica marioneta. Es muy difícil tragar con infidelidades con una mujer y a la par con otros tíos como está haciendo el tal Ángel. Hay que tener o mucho enamoramiento o estar muy solo y muy desencantado de la vida para ser tan ciego como Rafael. Algo de todo eso lo conozco muy bien. Yo perdone las infidelidades de mi pareja e incluso nos casamos para dar mayor consistencia a nuestra relación y yo (ingenuamente) tratar de asegurarme su fidelidad. Pero somos como somos y no cambiamos, las infidelidades continuaron y eso acabó de enfriar mi sentimiento. Aún continuamos con líos en los juzgados por un divorcio no aceptado por mi pareja. Llevo una fortuna gastada para tratar de salir de este follón pero dos años después sigo sin ver el final.

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  8. A mi también me parece que la actuación del adolescente de Aida es una manera de mofarse de los homosexuales. Hoy en día nadie se comporta así por mucha pluma que tenga y , por lo que dice el blog, es imitado por los niños que sienten desde el nacimiento su sexualidad afeminada y que si lo ven en televisión y todos lo aceptan hasta con risas, piensa que ese es al camino y cae en esa exageración que solo le acarreara problemas entre sus compañeros y la burla entre los mayores heteros.
    En cuanto al veredicto de la actitud de Ángel es claro que es verdugo y que le esta haciendo daño a Rafael aunque supongo que solo es el principio de una tormentosa relacion donde siempre perderá Rafael. Enhorabuena por este blog

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  9. En Espana es el pais que hace mas importancia la fidelidad. En Espana todos hombres son mas celosos que otros paises. En Alemania es frecuente dejar tu pareja a los amigos y tu recibir otra pareja a tu casa para divertirse todos.Fidelidad hombre con hombre no es posible, hombre tiene que ser hacer mucho sexo y despues de dos anos con igual hombre tiene necesidad para canbiar. Con mujer no es mismo modo. Mujer siempre tiene sexualidad para ella y no importa quien hombre se la da. Pero hombre con hombre disfrutan del otro y del otro y si es siempre mismo hombre ya no se disfruta y es para bien canbiar. En nOrte de Europa no es importante fidelidad. En el sur si y Espana es lugar donde mas importancia siempre tiene. Todos espanoles llevan un Otelo dentro de ellos.

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    1. Putos alemanes a mi me encantaban pero todos me han hecho mal. Son mala gente no te fíes de ellos nunca cumplen lo que prometen. Y son muy guarros OS lo aseguro. Ahora los odio

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  10. Ese chaval es muy guarro. Chuparsela a un tipo sucio por muy catedrático que sea es tener muchas ganas de pillar polilla. Para mi la limpieza es primordial. El Rafael ni folla con este chaval ¿que sentido tiene que este con el?

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  11. Y el siguiente capitulo ¿para cuando?

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    1. RAFAEL NO ESTA BIEN. POR CULPA DE ANGEL. TRANQUILO DEBEIS DEJARLO AUN. YO DE VACACIONES

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