Vivencias de un gay

lunes, 17 de noviembre de 2014

65. Desnudo por sorpresa

Un sábado de elucubraciones en la soledad de mi casa, mientras que Ángel estaría divirtiéndose en la fiesta onomástica de su ex.

A las dos de la noche, cuando mejor estaba durmiendo, me despertó el timbre de la puerta y las voces que Ángel estaba dando desde la escalera para que le abriera.

Medio aturdido pero contento, corrí a abrir la puerta sin preocuparme de mi total desnudez. El corte fue cuando comprobé que no venía sólo, un chaval de su edad le servía de soporte para mantenerse en pie.

La cara del acompañante era puro asombro, el gesto idiotizado del niño, pura borrachera. Sin darme tiempo a ponerme la bata que busqué afanosamente, el niño se me colgó del cuello diciéndome cosas ininteligibles pero llenas de cariño. Mi preocupación era la cada vez más sorprendida cara del chaval que llegó con él.

Logramos sentarlo en el sofá y se pudo presentar el chico. No recuerdo el nombre pero me explicó que era amigo de toda la vida de Ángel, que venían de un cumpleaños, que el alcohol le había sentado mal y que con la promesa de ir a un lugar maravilloso le había convencido para que le trajese a mi casa.

Al parecer la situación en el cumpleaños se hizo absolutamente tensa, según contaba el acompañante, cuando desde la media noche (ya los veinte cubatas fueron demasiados) se empeñó el niño en decir la «gilipollez» (palabras textuales) de que era maricón y que quería que lo supiera todo el mundo. Este chico me aclaró que solo era la mierda que había cogido, que lo conocía desde pequeño y que no tenía dudas respecto a él. Como se puso tan pesado con esa actitud, este chico decidió sacarlo de la fiesta en la que ya estaban hartos y accedió a traerlo a mi casa que era la otra insistencia que se le había metido en su descolocada cabeza.

Afortunadamente el sopor pudo con el niño que se quedó en el sofá medio muerto. Yo traté de tranquilizar al amigo diciéndole que yo también lo conocía de la Facultad y que, probablemente, a Ángel se le ocurriría pedir que lo trajeran a mi casa porque sabía que yo vivía solo y no me importaba darle cobertura con la borrachera que llevaba encima; argumenté que a su casa no querría ir para que no lo viesen en ese estado.
―Se puede quedar aquí y mañana cuando se le pase yo mismo lo acercaré a su casa ―comenté―.

La mirada inquisitoria de este chico me atravesó hasta la médula. Vi como de repente prestaba mucha atención a mi visible desnudez a través de la bata sin atar.
―Hoy he tenido que dormir en pelotas porque me dejé el pijama en casa de un familiar ―inventé por si eso justificaba mi innoble aspecto―.

Con ninguna convicción pero comprendiendo que mi propuesta era la mejor forma de solventar la situación, me dijo:
―Bueno, tío, si a ti no te importa, te lo dejo aquí. Es que yo he abandonado a la gente de la fiesta sin decir nada y me estarán buscando. Este Ángel es un caso, lleva un tiempo que no hace más que discutir con su novia y cada vez que lo hace solo sabe emborracharse. Con la bronca que han tenido hoy ya sabía que esto podía ocurrir. Bueno, tío, ya nos veremos.

El repaso visual que me dio antes de marcharse me hizo sentir como un fenómeno de feria expuesto en un circo. Las dudas se les hubieran visto salir de su pensamiento si al menos la bata que yo llevaba puesta no hubiera sido la japonesa de florecitas malvas...

El domingo a las tres decidí despertarlo para que llamara a su casa y diera señales de vida. Una vida jodida porque durante la noche vomitó dos veces y debía tener el cuerpo hecho una verdadera porquería. Lo ayudé a ducharse, momento en que tuvimos la tentación de aprovechar las favorables circunstancias, pero que no triunfó por la mala gana y la fuerte jaqueca que lucía mi chico.

Con todo el agradecimiento del mundo y las promesas de amor recompensatorio, lo acompañé a la puerta de su casa en un taxi que me dejó en Moncloa de regreso.

Y ya me tienes a mí en el intercambiador, un domingo por la tarde, sin apenas gente, con los tres o cuatro cerdos fijos que parece que viven en los servicios y huyendo de allí ante su asqueroso ofrecimiento carnal para que no me confundieran con ellos.

Hasta hoy lunes no he sabido nada del niño y, como siempre, su conversación ha sido cariñosa y agradable sin mencionar nada del sábado, con risas por su borrachera, sin contarme su bronca con la novia que sí me hubiera gustado saber más para disfrutarlo, y con la promesa de hablarme largo y tendido del amigo que lo trajo a casa.

10 comentarios:

  1. me parece muy mal y muy feo por su parte que llame cerdos a los que vamos frecuentemente a los servicios públicos es un lugar como otro de encuentros y para su información le diré que una vez incluso encontré un catedrático de Historia. me gustaría que rectificasé ese apelativo porque en realidad toda la vida nos and tenido marginados para que ahora también ustedes los gays finos no sigan perjudicando con sus insultos

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    1. La palabra cerdo en el contexto del relato significa simplemente un apelativo a los que en ese momento estaban en aquel lugar, nunca se les llama asi genéricamente a los usuarios de ese lugar de encuentro. De todas formas si alguien se ha sentido ofendido le pedimos disculpas

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  2. La palabra cerdo en el contexto del relato significa simplemente un apelativo a los que en ese momento estaban en aquel lugar, nunca se les llama asi genéricamente a los usuarios de ese lugar de encuentro. De todas formas si alguien se ha sentido ofendido le pedimos disculpas

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  3. El acompañante del chaval a poco que sea listo seguro que se ha dado cuenta de que allí hay tomate. Ningun heterosexual duerme desnudo, al menos se pone el calzoncillo y desde luego ningún macho tiene una bata japonesa con flores malvas en su casa.

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    1. En mi casa todos dormimos desnudos, mis dos hermanos mayores son heteros y yo soy homo pero a la hora de dormir o ducharnos la desnudez nos iguala a todos. Cuando voy de colonias o con compañeros a los albergues me cuesta mucho dormir por tener que llevar ropa. A veces me desnudo dentro de la cama sin que los demás se enteren y un dia vinieron a despertarme unas compañeras al albergue, me quitaron la ropa de un tirón mientras dormía y se llevaron el susto no solo de verme en pelotas sino con la picha erecta a tope del despertar. Después de aquello, dos de aquellas quisieron ser mi novia hasta que les dije a todas que era gay.

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    2. Yo tambien querriaser tu novio esto del anonimato me pone a cien imagino a los protagonistas del blog buenisimos a todos y a los que escriben tambien eso de no poderlos ver me excita a tope y ya me he pajeado alguna vez

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  4. NO GUSTAME QUE ANGEL SIEMPRE EMBORRACHESE. UN ENFERMO ES. AHORA TODOS SABEN QUE GUSTANLE LOS HOMBRES. DE SU CASA SALIR TENDRA. NO GUSTAME QUE RAFAEL CARGAR CON EL TENDRA. CUANDO QUEDOME SOLO EN CASA DESNUDOME DEL TODO

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  5. PERDI POR LEER EL BLOG EL BUS DEL INSTI JA JA. PROBLEMAS CON MI PADRE TENDRE

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  6. Me reí mucho en este capitulo me imagine a Alfredo Landa con la bata china en la peli El vecino del quinto
    . Situación comprometida para Angel, no solo por lo que decía en su borrachera también por lo que el otro chico cuente de la reacción de echarse a los brazos de un tío en bolas y diciéndole cosas cariñosas. Creo que Angel ha salido del armario sin querer pero es que el alcohol es muy malo

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  7. Qué vergüenza según lo leía me estaba dando la misma vergüenza que debía sentir Rafael. Vaya corte.¿ que pensaría ese chaval que llega con su amigo hetero supuestamente ,borracho y se echa a los brazos de un tipo evidentemente gay y lo tiene que dejar allí? madre mía aún me azoro al pensarlo

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