Vivencias de un gay

miércoles, 25 de junio de 2014

22. «Amable» caballero

Estuve comiendo en casa de unos conocidos que me habían invitado por ser el cumpleaños de uno de ellos, son una pareja de 70 y 73 años que conocí hace muchos años a través de mi novio de entonces. Viven por el centro y al terminar a eso de las siete de la tarde me di una vuelta por Chueca para tomar café. En la cafetería apenas había tres personas, pero mira por dónde, una de esas personas era un señor con muy buena pinta: mayorcito pero bien mantenido, con su bigotito al estilo de Cark Gable que le daba un punto como de antiguo interesante. Cuando me di cuenta de que no solo yo lo estaba mirando sino que él también me miraba, vi alguna posibilidad. Le mantuve la mirada y le sonreí por si acaso. Se acercó y me habló. Ya saben cómo son estas cosas: amabilidad, cortesía, buenas palabras y a continuación un breve retrato de cada uno para que el otro nos vaya conociendo. Pero en este caso ni interesa que cuente nada de su vida, porque el desgraciado no se lo merece. El amable caballero me regaló al oído todo lo que quiso, que si yo le parecía muy guapo (entonces ya debí haber empezado a mosquearme), que si le gustaría conocerme más a fondo...

Yo, a la menor oportunidad que tuve, le sonsaqué si era activo o pasivo y ¡por supuesto que era activo y un gran amante! Yo me ilusiono pronto y en esta ocasión no iba a ser diferente, parecía que la tarde tenía un buen principio. Después del café dimos un paseo por toda la calle de Fuencarral y llegamos hasta casi la plaza de San Bernardo y allí fue donde me dice que va a visitar a una amiga que vive cerca con la que había quedado y ya se le estaba haciendo tarde, pero insistió en vernos otro día y cuanto antes, mejor. Se apenó de tener aquella cita que nos impedía seguir juntos, pero eso le daría más interés a nuestra relación, y con un apretón de manos, tras intercambiar los teléfonos, nos separamos. De nuevo un intento fallido, otra desilusión, otra tarde solo y en este caso abandonado en medio de Madrid, sin plan y mojado por todas las partes, porque no se imaginan cómo llovía esa tarde en el centro y con mi paraguas, únicamente, apenas nos tapaba y yo, por cortesía, trataba de que lo cubriese más a él.

Al final me decidí entrar a la sauna Olimpo que estaba muy cerca y entrar en calor. Por cierto, nunca había visto la sauna tan llena como ayer, no cabía ni un tío más. Parecía el metro en horas punta. Se conoce que los días de lluvia a todo el mundo le apetece la sauna. Con tal mogollón de gente ya sé que los mediocres no tenemos la menor oportunidad, los cuatro o cinco niñatos que hay junto con los diez o doce musculosos de gimnasio se reparten el botín y se van pasando uno tras otro a los señores que aún les falta un poco para entrar en la residencia de la tercera edad. Solo queda la opción del cuarto oscuro, pero con tal gentío, si logras entrar, puedes salir violado por todos los huecos de tu cuerpo. Vi un puesto libre en la piscina jacuzzi y me acomodé allí a pesar de que no me tocaba ningún chorrito en ninguna parte del cuerpo. Allí decidí pasar un buen rato entreteniéndome viendo pasar la muchedumbre del pasillo.

Y entre esa marabunta enseguida vi a mi Cark Gable con su toallita, recién anudada a la cintura, ojeando el ambiente a ver a quién se follaba. El muy cabrón tenía pensado venir hasta aquí y no encontró otro gilipollas con paraguas que le acompañase. Porque no me puedo creer que la cita con «su amiga» le durase cinco minutos o diez, que es el tiempo que había pasado desde que nos separamos. Si yo tuviera los cojones bien puestos, lo hubiera pillado de frente y le tendría que haber dicho todo lo que pensaba y se merecía, pero mi frágil moral lo único que me permitió es salir del agua y sin ducharme siquiera, porque sabía que estaba por esa zona, vestirme a toda prisa y largarme a casa sin más ganas de meterme a la cama y desear que pronto diera la hora de venir a la Fábrica a pudrirme.

6 comentarios:

  1. Qué fracaso. Yo lo hubiese encarado al momento. Eso si, sin armar una escenita. Lo hubiese saludado para verle la cara averginzada. En el ambiente no solo hay promiscuidad, sino escasez de valores. El facilismo y la inmediatez hacen que las personas sean adefesios morales. ¿De qué vale tanto palabrerío? ¿Qué se gana con hacer creer a los demás que somos "buenos y de bien" solo por aparentar por breves instantes?

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    1. Tienes toda la razón el ambiente es asqueroso sin mas valores que los centímetros de polla que tengas

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  2. Que puta manía de ir a la sauna. Siento decirte que eres un seguro candidato a ser seropositivo dentro de muy poco tiempo

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  3. Que importante es tener pareja y mas en este mundo sórdido del ambiente gay. Da mucha pena ver el desarraigo y lo perdidos que están esos hombres sin referencias familiares. Yo soy bisexual, tengo mi pareja y mis hijos, el que tenga una aventura exclusivamente sexual con hombres de vez en cuando, no me hace sentir mal con mi mujer a la que amo por encima de todo. Soy un lector empedernido y felicito a este blog por lo bien escrito que está y lo fácil que llega a la gente. Pero siento lástima por el protagonista si es realmente tan infeliz en una vida sin rumbo y sin amor.

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    1. Joder quien fue a hablar un tío casado y con hijos que se va a que se lo follen los sórdidos gays

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  4. NO ME GUSTAN LOS APROVECHADOS

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