Vivencias de un gay

martes, 10 de junio de 2014

15. La esperanza de Túnez y el patinazo local

Estoy un poco nervioso por el viaje de vacaciones. Tengo la maleta encima de la mesa y aún no he metido casi nada de lo que seguro llevaré (bueno, una cosa sí he metido: una caja de condones a punto ya de caducar). Cada día meto unas cosas y saco otras. Tengo los armarios desorganizadísimos y ya no encuentro nada; tampoco sé qué voy a encontrar en ese país tan rarito. Resulta que para llegar a Túnez tienes que sobrevolar Italia y me han entrado muchas ganas de ir a Roma, Venecia, Florencia, que serán mucho más bonitas que las ciudades de Túnez y de Monastir, que son los dos sitios donde tenemos hotel. Yo, la verdad, es que de cultura árabe sé más bien poco, conozco a Mahoma y poco más. Al parecer las visitas concertadas son mayoritariamente de mezquitas y lugares santos, pero santos para ellos y no para mí. Siempre queda la esperanza de que se enamore de mí un morazo de estos grandotes, fuertes y mal encarados, que le salga el morbo por todos los poros sudados de su piel. Paquito está empeñado en que entremos en un baño turco. Le han dicho que es ahí donde está la marcha en los países islámicos, ya que todo lo referente a la homosexualidad está muy prohibido y perseguido en su cultura retrógrada y como te equivoques de dirección, te puedes ver metido en un buen lío con cárcel y todo.

Lo del viaje a Túnez ya me tiene de los nervios, y no porque me haga especial ilusión, ni mucho menos, pero si no voy, me quedo un año más en España y en Almería que es aún peor; no todos tenemos la posibilidad de elegir el destino y con la compañía deseada.

El sábado estuve tomando un cubata con Paquito en un bar. Hablando y hablando de nuestro viaje, viaje que a él le ilusiona mucho y a mi apenas nada. Se me acercó un señor con ánimo de ligarme, ¡tiempo que hacía que no me pasaba eso! Claro que no había apenas nadie como para elegir. Era un tipo raro, de edad impredecible, llevaba ropa juvenil de marca, pero su cara y su cuerpo le denunciaban como de unos 58 años como poco. No me gustó, principalmente, por dos razones: Llevaba el pelo teñido y los hombres con el pelo rojizo del tinte no me dan confianza (ese señor con el pelo blanco hubiera estado mucho más atractivo y además genera buenas vibraciones), y, segundo, porque sin pedirle su opinión, empezó a hablar mal de los inmigrantes sin saber si yo pudiera tener amigos de esa condición. Me dijo:
—Tengo sitio.
—Yo también —le contesté—. Estoy esperando a algún tipo que me guste para ocuparlo, aunque con lo vacío que está el local, me va a tocar esperar un buen rato.
 Entendió la indirecta y se marchó del lugar.

4 comentarios:

  1. Coincido contigo,tengo 25 años pero los hombres con pelo blanco me atraen mas que ningunos otros . Me gusta la sensación de estar con un hombre y los que se tiñen demuestran su poca personalidad. Sigue contándonos cosas a mi me gusta mucho como lo dices yp quisiera escribir pero me cuesta demasiado. Para escribir esto llevó toda la mañana y lo cambie cinco veces je je

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  2. vaya corte que le has dado a tipo teñido del bar ja ja y yo con ganas de hacer guarradas en trio o cuarteto o veinteto

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  3. Hay viejos que están potables. A veces veo por la calle a algunos que me dejan boquiabierto (y sediento, jajajá). ¡Pero con el cabello pintado son horribles!
    Una cosa sí he aprendido y procuro hacer: cuando un viejo o chico que no me gusta me mira fijamente, y si no me gusta, me hace sentir muy incómodo. Enonces cuando hay alguno que me gusta, lo miro y si me hace entender que no le gusto, entonces trato de mirarlo disimuladamente para que no se sienta incómodo.

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  4. ME GUSTA MAÑANA LLEGO A TUNEZ

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