Vivencias de un gay

lunes, 23 de junio de 2014

21. El desconocido se dio a conocer

Mi fin de semana no ha sido ni la mitad de bueno de lo esperado. ¡Hombre!, quizás algo diferente por la presencia de José, que sí me llamó y quedamos el sábado por la noche. Pero la cosa no pinta tan maravillosa como me lo esperaba. Me llamó cerca de las nueve de la noche cuando ya había perdido la esperanza. Estuve pensando en llamarlo, pero me pareció que eso era desprestigiarme y como darle la impresión de que estoy muy necesitado y, aunque sea verdad, no me apetecía que lo descubriera.

Me dijo que estaba en Madrid, que acaba de cenar y me preguntaba que si podíamos quedar a tomar una copa. Yo, que pensaba cenar con él, me tuve que preparar algo rápido para no irme sin comer nada. Nos encontramos en Gran Vía a las diez. Pillamos sitio en una cafetería y allí estuvimos de charla con una sola copa (me he dado cuenta de que es muy tacaño) hasta que pasamos al asunto interesante. Fui yo quien sacó el tema del sexo y quien lo animó a que fuéramos a un lugar a practicarlo. Me desanimaron sus primeras excusas como si no tuviera muchas ganas. Bueno, pensé que era timidez o temí que era yo el que iba demasiado deprisa y cambié de tema dejando que lo retomara él si realmente quería tener algo más que charla. Casi toda su conversación giraba en torno a su anterior relación y se ve muy claro que sigue enganchado a su expareja, porque si no ¿a qué viene hablar tanto de ese tipo que debía ser el motor y la alegría de esa relación y que ahora anda con un chico colombiano feliz de la vida? Cuando yo ya empezaba a estar un poco harto de estar allí y de tanto palique, me soltó que si conocía alguna pensión no muy cara porque, según me dijo: «Me apetece darte un beso, si tú quieres».

Bueno pues ya nos tienes a los dos recorriendo las pensiones de Chueca en busca de una habitación que al ser sábado y tan tarde no pudimos encontrar, todas estaban ya completas. La vergüenza más grande la pasé cuando uno de los recepcionistas de un hostal nos dijo que si la estancia era solo por una hora, que fuésemos a la sala The Place, que allí tomando una copa nos alquilaban una cama para el rato que quisiéramos y que era lo único que podíamos encontrar por la zona. José no lo quiso intentar en ese local porque decía que no lo parecía bien tener que pagar una copa solo para que te alquilasen la cama, así que al final fuimos a mi casa que le salía mucho más barato y además la copa la ponía yo también.

Llegué a casa bastante desanimado y no me apetecía para nada subirlo a mi casa, pero dadas las circunstancias, si quería algo, no me quedaba más remedio. Me animé bastante cuando José se empezó a desnudar después de darme el beso más torpe que recuerdo. Ese día no venía con el bonito traje de la otra vez, ni me pareció tan fondón como yo me había hecho a la idea; sí que está pasado de peso, pero tenía un cuerpo muy bien formado y unos calzoncillos bóxer que prometían. Me fastidió que me pidiera que apagara la luz. A mí me gusta ver y saber qué es lo que me como, pero entendí su timidez. Desde las primeras tientas ya noté que su polla, que era bastante grande, no pasaba de estar solo a mitad de camino. Me dejé las mandíbulas en el intento de ponérsela dura con la boca pero seguía siempre grandota y caída. Le dije:
―Si no te apetece mucho, lo dejamos y lo intentamos otro día.
―No, no, estoy muy excitado y quiero continuar.

Yo lo seguí intentando con todas mis artes, la verdad es que me apetecía mucho que aquello se endureciera porque su tamaño me parecía el ideal, y en general el cuerpo de José me gusta. Cuando vio que mis esfuerzos no lograban lo que quería me explicó:

Hace unos años me operaron de la próstata, y esta es la máxima erección a la que llego desde entonces, y aunque no me salga la leche, me puedo correr sin problemas a pesar de que no la tenga tan dura como tú. De todas formas esta pequeña pega no es importante para mí, ya que siempre he sido pasivo.

E imaginaran mi decepción, la perspectiva de tener que hacer de macho no me ilusionaba nada en absoluto, no niego que alguna vez me toca hacerlo, pero este tío lo tenía todo para ser un activo de puta madre.
―¿Quieres que te penetre? ―me vi obligado a preguntarle―.
―Lo estoy esperando toda la noche.

Su culo no era ni mucho menos lo mejor de su cuerpo, totalmente caído y tembloroso como un flan aplastado, aún no me explico cómo no se me bajó a mí también. El caso es que entré como si pasara por debajo de la puerta de Alcalá. Cuando empezó a gemir como una mujer, el poco morbo que tenía desapareció y acabamos los dos cada uno por su lado y con su correspondiente manita. Lo sorprendente es que José se corrió, aparentemente y sin ninguna expulsión de semen, sin que se le pusiera dura. Al parecer se lo pasó muy bien y así me lo dijo. Me dio las gracias varias veces y quedamos en volvernos a llamar.

Pero las cosas han perdido un poco o un mucho de interés por mi parte. Cuando vas conociendo a la gente te das cuenta de que nada es perfecto, y aunque yo estoy por la labor de ser muy comprensivo y nada exigente (ya no estoy en condiciones de exigir aunque me haga el interesante), existe un límite del que no puedes pasar. Creo que entenderán lo que estoy tratando de decir, pero es que a mí José apenas me compensa en casi nada, un buen aspecto de macho que se queda solo en aspecto no vale. Su tacañería tampoco ayuda mucho a darle valor y si vas juntando una y otra cosa, pues acabas un tanto desencantado. El próximo día que me llame no sé cuál será mi reacción; voy a esperar a ver cómo el tiempo moldea las cosas. Ya os contaré.

9 comentarios:

  1. Eso te pasa por acostarte con abuelos. Es muy raro q pasados los 50 los tíos funcionen. Tuve pareja cuando llegue a España de 52 años hasta q me canse de echar un polvo al mes

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    1. Te echaba un polvo al mes por ¡¡¡¡¡feo!!! y gracias

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  2. Que pena pero tu llegaras a abuelo y seras repudiado por los jovenes

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  3. Yo creo que lo importante no es la edad, sino el encanto. Los años pasan, pero uno puede seguir siendo interesante y llamativo para el que sepa ver más allá. Eso sí, uno siempre tiende a hacerse una expectativa de alguien y luego la ilusión se desdibuja cuando la realidad es otra. En fin, yo sí me identifico con Rafael: Hay viejos que tienen lo suyo, otra cosa es que sea lo que uno se espera.

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    1. yo quiero un muchacho como tú en mi vida Procuraría no defraudarte y me encargaría de saber qué buscas en mí para dártelo pero esto es pura ficción sé que nunca te encontraré

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    2. Aquí nada es ficción. Uno nunca sabe lo que puede pasar. La vida da muchas vueltas. Lo esencial es arriesgarse.

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    3. gracias por tus palabras amigo "baila y ama" son palabras de esperanza eso demuestra que hay muy buena gente en este mundo tan perjudicado. yo no sé bailar pero mi capacidad para amar esta penosamente intacta y quiero amar
      ..

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  4. gracias amigo ""baila y ama" tus palabras son de esperanza eso demuestra que todavía hay muy buena gente en este mundo tan alocado. yo no sé bailar pero mi capacidad de amar es grande y apenas sin usar

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  5. ME GUSTA Y ME DAN PENA LOS MAYORES GAY

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