Os contaré lo mejor que me pasó en ese maravilloso país que se llama Túnez:
El viaje fue una pesadez porque el avión tuvo un retraso de tres horas y al llegar allí, el bus que tenía que llevarnos al hotel ya se había marchado. Cogimos un taxi de un tipo que se brindó amablemente, pero apenas íbamos a salir del recinto del aeropuerto, lo paró la policía, hubo una discusión con el taxista, nos hacen bajar del coche y tras quitarle la documentación, lo dejaron marchar. Allí estábamos Paquito y yo, los dos mariquitas en medio de la carretera y con dos policías (buenísimos) contemplándonos. Menos mal que pronto pararon otro taxi de otro color y nos pudimos marchar al hotel. Al parecer (o eso creímos entender), el primer taxista era un timador y no era legal o algo parecido. Claro, que el segundo taxista también debía ser un espabilado porque nos pidió cien euros por el recorrido. Allí no llevan taxímetro los coches. Nos pareció tanta burrada que le preguntamos al establecimiento y él mismo se apañó con el taxista. Nos dijeron que lo incluirían en la factura, pero la cantidad correcta era muchísimo menos. El hotel: de las mil y una noches, como si estuviéramos en una película; y los empleados mucho más de película. Nos gustaban todos: el de recepción, los botones, los camareros...
El gran encuentro fue al día siguiente. Uno de los camareros que servían los desayunos nos dijo que su hermano era guía oficial y que por poco dinero nos podía acompañar a ver la capital, Cartago, un pueblecito especial que lo visitan todos los turistas y todo lo que quisiéramos. Como supimos que hablaba español, le dijimos que sí. A los cinco minutos apareció el tipo más guapo que he visto en años, alto y musculoso, con un pelo rizado por todo el cuerpo, con unos ojos grises claros, que te quitaba el aliento cada vez que te miraba y con una sonrisa cautivadora que te dejaba temblando. Le dije a Paquito que no me interesaba visitar nada, que solo quería estar mirándolo a él. Pedimos que fuera nuestro guía y que, si quería, nos acompañase a nuestra habitación hasta que nos arregláramos para ir a donde él dijese. Entonces ya nos enteramos que a las habitaciones no pueden subir los tunecinos y se tuvo que quedar en la puerta donde ni siquiera pueden entrar el resto de los hombres del país, excepto Ibrahim (así se llama mi adorado dios) por ser hermano del camarero que trabajaba allí. Le dije a Paquito que se quedara con él mientras yo subía a cambiarme para que no nos lo quitara alguno de los turistas que ya le habían echado el ojo.
Continuará...
Sos un cabrito contamos de una todo lo que paso en Túnez. Ayer no publicaste
ResponderEliminarNos tenes intrigado
Como me ha puesto la descripción del moro de pelo rizado y ojos grises
ResponderEliminaryo quiero uno asi
Gracias chaval despejaste mis dudas sobre donde ir estas vacaciones: Túnez sera mi destino. ¿te acuerdas el nombre del hotel ?
ResponderEliminario tenno una curiositade: aquesto es verita o no. De tuttas la maneras es bueno lo imprimo tutto le giorno la descripciones. De Firenze saludos
ResponderEliminaryo también fui a Túnez y no me pasó nada todos eran feos y nadie quería más que sacarte el dinero puto país de gente negociable y ademas olían asquerosamente no recomiendo a nadie que vaya a ese país de pulgas y chinches
ResponderEliminarpor cierto ke guapos los holandeses yo sí tengo que jugar contra ellos pierdo igual que España mirando les esas facciones tan bonitas eso sí son tíos guapos y no los tunecinos
ResponderEliminarSos infformal no podes tenernos tantos días sin la continuación . Cada hora miramos el blog para seguir lo que acontese en Túnez pero ya nos estamos cansando de no ver nada. Sos un huevon ¿vas a seguir o no?
ResponderEliminar¡Guao! Tan exótico como curioso. Los árabes tienen lo suyo. Lo único es el aspecto higiénico. Sin embargo, a quién eso lo acelera más: sentir ese olor (no tan agradable) masculino que brota the una especie alta, corpulenta y de facciones toscas.
ResponderEliminarYo iría en un viaje en pareja para conocer esas tierras y sus costumbres. La música es cautivadora, por cierto. Pero eso sí, de todos, me quedo con los israelíes.
ME GUSTA TUNEZ
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