Vivencias de un gay

sábado, 14 de junio de 2014

17. Segunda parte (Viaje a Túnez)

Tiene un hablar muy sugerente, un poco afeminado que no le pega con su cuerpo tan viril y dándonos a entender desde el principio que podíamos contar con él para lo que fuese. El chico se dio cuenta enseguida de qué pie cojeábamos mi amigo y yo. Supo que éramos los clientes ideales para sacarse un salario extra. Estuvimos todo el día con él de turismo. Nos llevó a las tiendas donde le dan comisión por lo que compren los turistas que lleve y  comimos en el restaurante que él también nos dijo, un poco caro pero muy bueno. Al final de la tarde, poco antes de regresar al hotel de vuelta, fue cuando me dijo (a mí, no a Paquito que ya noté que le caía mucho peor que yo) que él vivía en un cuarto bonito y si quería tomar un té con él allí.

Dejamos a Paquito en el hotel con una cara de cabreo impresionante y me fui a su cuarto que, por desgracia, estaba bastante lejos del hotel. El cuarto de bonito nada, un sucio habitáculo lleno de ropa por todos los lados y con esterillas en el suelo en vez de cama. Ni té ni nada, fuimos directamente al asunto... y ¡qué asunto! Cuando se quedó desnudo con una polla gigante más dura que una roca apuntándome, casi me desmayo. Me dio un condón para que se lo pusiera y de los nervios  me resultó imposible, se lo puso él y nada más colocárselo, me dio la vuelta, me untó bien untado el ojete con aceite de oliva que tenía en un plato y me penetró como un salvaje. Años hacía que no me sentía desvirgado, ¡¡¡que polvazo me echó!!! El único inconveniente fue que se corrió enseguida, o al menos eso me pareció a mí, que hubiera querido estar allí violado toda la noche. El chico fue muy amable y no dudó en chupármela hasta que me corrí.

Como ves, un sueño, todo fue perfecto, y su falta de higiene apenas me importó. Es tan guapo que por primera vez el olor de pies me pareció buenísimo. Le di el equivalente a 30 euros y se puso contentísimo, haciéndome prometer que al día siguiente lo repetiríamos.

Efectivamente, cuando bajamos a desayunar ya estaba allí esperándonos. Nos volvió a acompañar todo el día y a la tarde repetimos exactamente igual el sexo del día anterior. Y así el tercer y cuarto día. Lo único es que el cuarto día, a la hora del sexo, vino otro amigo suyo (mucho más feo pero muy interesante) para estar con Paquito que el propio Ibrahim se encargó de buscar.

El quinto día teníamos que ir a otra ciudad: Monastir. Pero yo lo arreglé para poderme quedar en Túnez y que se fuera Paquito solo con otro grupo de españoles. A mí Monastir me importaba nada, yo lo que quería era a mi dios tunecino y nada más. Me pasé el resto del viaje en el mismo hotel con el mismo guía maravilloso. Por el día llegó a ser un poco rollo porque repetíamos lugares y él siempre ponía el mismo empeño en enseñarme los lugares que ya me sabía de memoria. Me hubiera gustado estar con él sentado en un bar, ir al teatro, a cenar por la noche... pero no, se limitaba a ser guía y a la tarde acercarnos a su cuarto, follar siempre con prisa y al terminar despedirse rápidamente y hasta mañana. En alguna ocasión me habló de su novia, creo que cuando me dejaba se iba a verla y seguramente a follársela.

Y así hasta el último día en que, con una gran pena, pero con el culo destrozado, me tuve que despedir de él. Me ha dado sus señas de Internet pero, o están mal o son falsas, porque ya le he querido mandar un correo y me indica que la dirección no es correcta.

Paquito regresó el último día de Monastir con bastante cabreo conmigo por no haberle acompañado y diciéndome mentiras como si fuera un niño. Me decía que había estado con chicos mucho más guapos, que allí sí dejaban subirlos al hotel, y que la ciudad era muy bonita, probablemente la única verdad que me contó.

Decididamente, cuando me retire me iré a vivir a Túnez, espero que aún pille a Ibrahim de buen ver y si no, me buscaré otro para que me endulce mis últimos días. Adoro a los árabes, aunque son un poco sucios, y muy negociantes, el dinero estaba presente en todas sus conversaciones, allí no hacen nada si no hay pasta detrás.

6 comentarios:

  1. Joder q historia tan cojonuda ¿donde encuentro la tercera parte?

    ResponderEliminar
  2. Sí, esperamos la tercera parte. U otros detalles que no hayan sido relatados.
    Como dije, lo malo es la higiene de los amigos árabes. De resto, están como para comérselos por su aspecto tan varonil. La experiencia de Rafael es atrevida. De verdad que cuando nos gusta alguien, nos olvidamos del resto.

    ResponderEliminar
  3. Reconozco que esta historia me ha encantado, pero analizandolo bien si cada dia que te follo le diste 30 euros lo que hiciste fue pagar un chapero. Turismo sexual se le llama a eso. No lo critico porque yo cada vez que voy a Marruecos hago lo mismo

    ResponderEliminar
  4. Que pasada de historia. Yo que he viajado por medio mundo y nunca me paso nada ni parecido

    ResponderEliminar
  5. lo raro es que no te pidiera traertelo a España el moro . Para los africanos los turistas es la puerta más fácil para entrar en Europa ellos que están acostumbrados a follarse a las cabras follarse a un maricon no es problema

    ResponderEliminar
  6. ME SIGUE GUSTANDO TUNEZ PERO LOS MOROS ME DAN MIEDO

    ResponderEliminar